No te afanes
Marta, Marta, no te afanes;
veo que estás muy procupada.
¿Tú no ves que Yo he venido
para servirte, mi amada?
Descansa un poco, reposa
y gózate en mis Palabras;
ellas son pan al hambriento
y al sediento es como agua.
Si observas a tu hermanita,
a mis pies cayó postrada;
escogió la buena parte
y no le será quitada.
Por eso, Marta querida,
echa sobre Mí tu carga
y entonces podrás vivir
trabajando y descansada.
Tengo planes para tí;
has sido seleccionada,
pues muy pronto tú has de ver
mi gloria manifestada.
Quita la piedra, no dudes,
cree en Mí y en mi Palabra;
me debo glorificar,
no te afanes, ven, descansa.