Antes de que John Ashcroft juramentara como senador, se reunió con familiares y amigos para orar juntos. Mientras todos se colocaban alrededor de Ashcroft, éste vio a su padre intentando levantarse del sofá donde estaba sentado. Como su padre estaba delicado de salud, le dijo: «Está bien, papá. No tienes que levantarte para orar por mí». Su padre respondió, «No estoy luchando por levantarme. Estoy luchando por arrodillarme».
Su esfuerzo me recuerda al que a veces demanda interceder por un compañero creyente. En Colosenses, Pablo se refiere a Epafras como un siervo que estaba «siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere» (Colosenses 4:12). «Rogando encarecidamente» es la traducción de una palabra griega de la que obtenemos nuestra palabra «agonía». Se usaba para describir a los luchadores, que en los juegos de gimnasia griega es esforzaban mucho por vencer a sus oponentes.
Epafras pedía que otros creyentes llegaran a la madurez en su caminar con el Salvador. Nuestra concentración y disciplina debe ser la de pedirle a Dios que venza los obstáculos para el crecimiento espiritual en las vidas de los demás. ¿Estamos dispuestos a rogar «encarecidamente» en oración para que Dios satisfaga las necesidades de nuestros seres queridos? —HDF