Desde el primer día en que te propusiste en tu corazón entender y humillarte delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras.
Porque así dice el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: Habito en lo alto y santo, y también con el contrito y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los contritos.
Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás.
Porque el SEÑOR es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo conoce de lejos.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El os exalte a su debido tiempo.
DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES.
Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros.
Pues tú, Señor, eres bueno y perdonador, abundante en misericordia para con todos los que te invocan.
Escucha, oh SEÑOR, mi oración, y atiende a la voz de mis súplicas.
En el día de la angustia te invocaré, porque tú me responderás.
Dan. 10:12 Is. 57:15 Sal. 51:17 Sal. 138:6 I P. 5:6 Stg. 4:6,7 Sal. 86:5-7
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