Admitiendo ante ti mismo que tienes determinada debilidad, habrás dado un paso importante en pos de superarla. Porque una vez que la hayas visto claramente, saldrán a relucir muchas maneras de trabajarla.
Habiendo descubierto una debilidad habrás identificado un camino hacia la fortaleza. Ponerte a trabajar para quitar tan sólo una debilidad del camino puede agregar muchísima fuerza y efectividad a todo lo que hagas.
Por cada una de tus debilidades hay una fortaleza con la cual puedes reemplazarla. De cada debilidad, hay algo valioso por aprender.
Una debilidad no es nada de lo que tengas que avergonzarte. En cambio, es algo con lo cual deberás trabajar.
¿Que pasaría si exactamente los mismos factores que ahora funcionan en tu contra pudiesen ser transformados en una fuerza que te impulsara a avanzar? Teniendo el coraje de enfrentar tu propia debilidad, podrás hacer que suceda.
Considera a tus debilidades como lo que son. Y verás que están llenas de oportunidades.