La Valentía de Telemaco
Justo González, destacado historiador
latinoamericano, señala que a principios del
año 400 d.C. muchos “monjes occidentales
trataron de oponerse a las injusticias y
crímenes de su tiempo. Símbolo de ellos
es Telémaco, el monje que se lanzó a la arena
en el circo romano y detuvo un combate
de gladiadores. La multitud enfurecida
y supuestamente cristiana, lo mató.
Pero a partir de esa fecha, y en respuesta a
la acción de Telémaco, los combates de
gladiadores fueron prohibidos por el
emperador Honorio”
Al igual que entonces, en nuestro día
también necesitamos actuar con hechos
que produzcan cambios profundos y
duraderos. Ya sea que estemos al mando
de una nación o simplemente seamos un
número más para las estadísticas, somos
responsables en mayor o en menor escala
del bienestar de nuestra generación.
Para actuar se necesitan tres
cosas fundamentales:
(a) tener esperanza,
(b) conocer las causas de los problemas
de nuestro mundo,
(c) entregarse concienzudamente
para ser parte de la solución.
Ningún pesimista desesperanzado ha logrado
algo por la humanidad. Apaliar simplemente
las consecuencias del caos humano nunca
ha servido para establecer cambios a largo
plazo. Y nadie, absolutamente nadie, ha
logrado algo positivo entre los habitantes
de este planeta permaneciendo inerte
como parte del problema.
Mientras muchos pierden el tiempo en el
ocio, la diversión superficial, los discursos
huecos, la queja y el pecado, Jesucristo
nos invita a seguir sus pasos. Entonces, al
igual que el monje Telémaco en los días
del Imperio Romano, lancémonos a la
arena y gritemos a viva voz:
¡Es hora de cambios!
¡Es hora de actuar!
Cristian Franco