Conveniencia
"Jesús tuvo compasión de ellos, y les tocó los ojos. En el mismo momento los ciegos recobraron la vista, y siguieron a Jesús." Mateo 20:34 "
Hay que imaginarse la escena. Jesús estaba rodeado de personas que hablaban y lo apretaban. Iba por el camino que llegaba a Jerusalén. Al costado del camino, había dos ciegos que mendigaban. No sabemos cuanto tiempo estuvieron en ese lugar, pero debía ser una vida muy triste depender de las limosnas de otros, porque no podían ver.
Cuando escucharon que Jesús pasaba, supieron que era su oportunidad, tal vez la única en la vida de volver a ver, y no la desperdiciaron. Comenzaron a gritarle a Jesús que tenga compasión de ellos. Cada vez gritaban más fuerte, no les importaba nada, aunque los querían hacer callar, ellos gritaban más fuerte, no querían perder esa oportunidad.
Y no la perdieron, Jesús se acercó a ellos, y los sanó. Los que antes eran ciegos ahora estaban caminando al lado de Jesús, y podían ver.
¿Que pasó con estos hombres siete días después? No sabemos, tal vez ni siquiera estaban en Jerusalén, tal vez estaban festejando que podían ver, tal vez gritaron Hosanna cuando Jesús entró, e hicieron silencio cuando lo crucificaron. Pero ellos al igual que otros miles, miraron para otro lado. Recibieron de Cristo lo que pedían y no devolvieron nada. Dejaron a Cristo solo en la cruz, en la agonía, en la tristeza y en el dolor. Ellos tampoco estaban para acompañarlo.
Actuaron igual que nosotros. Acudimos a Cristo por conveniencia. Nos hacemos los santitos y consagrados cuando tenemos un problema para que nos escuche, pero cuando recibimos lo que estábamos pidiendo, nos olvidamos de la santidad, nos olvidamos de los mandamientos, nos olvidamos de Dios. Ya no nos importa nada y hacemos lo que queremos.
Ellos no tuvieron vergüenza en gritar su necesidad para que Jesús los escuchara, pero sintieron vergüenza de quedarse al lado del Maestro cuando las papas quemaban.
Hoy cuando enfrentes las actividades diarias, los compañeros de trabajo, los niños del colegio, las amigas de la plaza, acuérdate que cuando te hacia falta, Cristo estuvo a tu lado y te dio respuestas. No le des la espalda, no te olvides de lo que El es y te dio. No seas tan egoísta de actuar por conveniencia. Cristo merece mucho mas que eso.
La gratitud no se acomoda.
GRACIAS A LA HERMANA SILVIA POR EL FONDO
PEDRO PABLO
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