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De: TATIS-7 (Mensaje original) |
Enviado: 23/02/2010 18:50 |
Compasión
El amor compasivo de Dios vive en mí.
Cuando mi corazón está triste, otros pueden acercárseme y consolarme. Sus palabras alivian el dolor. Su presencia amorosa me consuela. Cuando mi corazón responde al dolor ajeno, siento el amor mismo de Dios fluyendo en mí y por medio de mí.
La compasión abre nuestros corazones, y nos vuelve piadosos unos con los otros en momentos de tristeza o pérdida. No necesito sentirme solo nunca. El amor eterno y devoto de Dios está conmigo. A veces recibo consuelo y otras veces lo ofrezco.
Siento gratitud por poder recibir y expresar el amor de Dios en mis experiencias de vida. El amor compasivo de Dios vive en mí.
Porque los montes se moverán y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia.—Isaías 54:10
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De: TATIS-7 |
Enviado: 25/02/2010 04:14 |
MUJERVIRTUOSA
Belleza de la naturaleza
Abro mis ojos a la belleza de la naturaleza.
La naturaleza bendice la Tierra con plantas, animales, bosques, océanos, montañas—una gran variedad de belleza. Al notar la hermosura de la naturaleza y tomar tiempo para disfrutarla puedo apreciar el encanto divino.
Para captar la belleza de Dios puede que lo único que necesite hacer sea cambiar la ruta que tomo para ir a la casa o el trabajo, visitar un parque o caminar por un lugar nuevo. Hacer una pausa y disfrutar de la belleza de la naturaleza es una de las mejores cosas que puedo hacer por mí mismo, porque renueva mi espíritu y abre mi corazón a la magnificencia de Dios.
Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su especie. Y vio Dios que era bueno.—Génesis 1:12
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De: TATIS-7 |
Enviado: 25/02/2010 19:51 |
Orar por otros
Me uno al Espíritu al orar por otros.
Cuando oro sé que soy uno con lo Divino. En esta unidad, me siento vinculado con mi familiares, amigos, con mi comunidad y con todas las personas.
Cuando oro por otra persona—quizás alguien con una preocupación de salud, enfrentando una situación financiera o tratando con un problema familiar—me vuelvo receptivo al Espíritu y al vínculo que compartimos.
Quizás ore por salud, prosperidad o paz. Sin embargo, mi oración por cualquier persona es en realidad una oración por el mundo. Afianza el vínculo divino que todos compartimos. Cuando oro tengo fe en que mis oraciones son contestadas. Agradecidamente, sé que todo está bien.
Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.—Mateo 21:22
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