LAS HERIDAS DEL QUEBRANTAMIENTO
DE LA LIBERACION DEL ESPIRITU
AUTOR WATCHAN NEE
CAPITULO 4
Nadie es tan atrayente como aquel que ha pasado por el proceso de quebrantamiento. Una persona obstinada y egocéntrica sólo puede atraer a los demás después de que Dios la quebranta. Veamos el caso de Jacob en el Antiguo Testamento. El luchó con su hermano desde que ambos estaban en el vientre de su madre; él era astuto, problemático y artificioso, aunque pasó por muchos sufrimientos durante su vida. Cuando era joven huyó de su casa y fue estafado por Labán durante veinte años. Su amada esposa Raquel murió cuando iban de regreso a casa, y José, el hijo que más quería, fue vendido. Muchos años después, su hijo Benjamín fue retenido en Egipto. Jacob fue quebrantado por Dios una y otra vez, y experimentó numerosos infortunios. Fue golpeado por Dios en repetidas ocasiones. La historia de Jacob es una historia de azotes de parte de Dios. Después de todos estos golpes cambió. Durante sus últimos años llegó a ser una persona realmente transparente. ¡Cuánta honra se le dio en Egipto cuando se presentó ante Faraón y habló con él! ¡Cuán hermoso es este cuadro! ¡Cuán claras fueron las bendiciones que dio a sus hijos y nietos! Al leer la última parte de su historia, no podemos evitar inclinarnos y adorar a Dios. He ahí una persona madura, una persona que conocía a Dios. Después de ser azotado por Dios durante varias décadas, el hombre exterior de Jacob fue quebrantado. En su edad madura encontramos un cuadro maravilloso. Todos tenemos algo de Jacob en nosotros; tal vez no sólo un poco. Esperamos que el Señor pueda obrar en nosotros y que quebrante nuestro hombre exterior, al grado de que el hombre interior sea liberado y expresado por medio de nosotros. Esto es algo de gran valor y es el destino de los siervos del Señor. Sólo podremos servir y guiar a otros al Señor y al conocimiento de Dios cuando alcancemos esto. Ninguna otra cosa producirá resultados; ni la teología ni las doctrinas ni el simple conocimiento de la Biblia nos beneficiará. Lo único que será de provecho es que Dios fluya de nuestro interior. Cuando nuestro hombre exterior es golpeado, herido y humillado por toda clase de infortunios, las heridas y cicatrices que queden serán los canales por donde el espíritu fluya de nuestro interior. Temo que el yo de algunos hermanos y hermanas todavía se encuentre entero; nunca han sufrido ninguna herida ni disciplina, y no han cambiado en forma alguna. Que el Señor tenga misericordia de nosotros y establezca un camino recto delante de nosotros.
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Que podamos ver que ésta es la única manera de ir adelante, y que todas las heridas que hemos recibido de parte del Señor en estos últimos diez o veinte años han tenido como propósito alcanzar esta única meta. Por lo tanto, no debemos menospreciar la obra del Señor en nosotros. Que el Señor verdaderamente nos muestre lo que significa el quebrantamiento del hombre exterior. A menos que el hombre exterior sea quebrantado, todo lo que tengamos sólo estará en la esfera de nuestro intelecto y del conocimiento, y será inútil. Logre el Señor en nosotros un quebrantamiento completo.
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Gracias a la hermana Silvia por el fondo
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