La presencia prometida
"He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré donde quiere que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hata que haya hecho lo que te he dicho" (Gen. 28:15)
Cuando Jacob aceptó la sugerencia de su madre de engañar a su padre y así obtener la bendición del primogénito, no vislumbraba el efecto que tendría en su vida por más de veinte años. La primogenitura pertenecía a su hermano gemelo Esaú, pero éste se la había "vendido" a Jacob por un pedazo de pan y un guisado de lentejas; "así menospreció Esaú la primogenitura" (Gen. 25:34). Un tiempo después cuando Isaac quería comer la carne de un animal cazado y preparado por Esaú para luego bendecirlo cómo primogénito, Jacob se le adelantó confabulado con su madre quien preparó un plato similar. Casi ciego, Isaac no supo distinguir entre sus dos hijos y pronunció la bendición sobre Jacob. Por cierto, Esaú la había despreciado en un momento de gran fatiga pero esa no fue la forma por la cual Jacob debiera obtenerla oficialmente. Espantado, Jacob huyó frente al enojo encendido de su hermano.
Jacob llegó cansado "a un cierto lugar, y durmió allí y soñó: y he aquí una escalera, y Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en la que estas acostado te la dare a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia cómo el polvo de la tierra" (Gen. 25:11-14). Producto de esta entrevista, Jacob recibió la promesa que se lee en el texto de cabecera. "He aquí, yo estoy contigo, y te guardare por donde quiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho" (Gen. 28:15).
La promesa dada a jacob es una de las muchas promesas que Dios da a los que confiamos en Él. Aunque Jacob obtuvo la bendición usando el engaño, Dios considero más grave el desprecio mostrado por Esaú cuando vendió su derecho a la bendición del primogénito. jacob nombró el lugar donde tuvo la visiób Bet-El, que sinifica "Casa de Dios". Fue allí que recibió la promesa continua de la presencia de Jehová. tal promesa ha sido dada a otros, y también a nosotros. Cuando asumió el liderazgo del pueblo de Israel, Jehová dijo a Josué, "no te dejaré ni te desampararé" (Josué 1:5). La misma promesa para nosotros se halla en Hebreos 13:5. De esta presencia suya con nosotros, Jesús dijo: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mindo. Amén" (mateo 28:20). Disfrutémosla.
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