dos áreas de responsabilidad de la mujer en el hogar:
1. Amar y respetar a su marido.
2. Amar y cuidar de sus hijos.
Amar y respetar a su marido.
El primer mandamiento es amar. Siendo la mujer de un carácter sensitivo y afectuoso, no resulta por lo general muy costosa esta demanda.
La mujer creyente que se ha casado enamorada, tendrá una disposición favorable hacia su marido, lo cual le facilitará enfrentar los días difíciles, y reforzar los lazos de amor ya existentes.
Ahora bien, si no se ha casado enamorada, entonces hallará la oportunidad de encontrar en Dios el amor que le fue esquivo.
la mayor demanda para la mujer es respetar a su marido, valorándolo como la iglesia valora a su Señor.
Amar y cuidar a sus hijos
El amor a los hijos se traduce en los cuidados, la crianza, la instrucción, y la disciplina, en el Señor.
(Ef. 6:4).
El amor de la mujer hacia sus hijos es el afecto más necesario para ellos, y por lo tanto, es indelegable.
Esto significa que una mujer de Dios no puede traspasar esta función a otra mujer. Podrá recibir ayuda, pero no puede
ser reemplazada.
MÁS ALLÁ DE SU HOGAR
Si cumple bien su ministerio doméstico, la mujer creyente tiene posibilidades de un amplio servicio más allá de su hogar.
1. En la iglesia
Una metáfora de esto la encontramos en el Antiguo Testamento. Cuando se erigió el tabernáculo en el desierto
hubo "mujeres sabias de corazón (que) hilaban con sus manos" los adornos del tabernáculo (Exodo 35:25-26).
Las manos de una mujer dan cuenta de la sabiduría de su corazón. Así es también en medio de la iglesia.
Hay servicios que difícilmente va a poder cumplir un varón, y es ahí donde la mujer tiene que ocupar su lugar.
Hay "obras de misericordia" (Rom. 12:8b,13) que están esperando a las mujeres de Dios para su realización.
Están las "buenas obras" de 1ª Timoteo 5:10: la práctica de la hospitalidad, el lavar los pies de los santos,socorrer a los afligidos, y en general, toda buena obra.
Entre los no creyentes
Hay una piedad práctica que puede desarrollarse entre los incrédulos, de lo cual nos da buen ejemplo la hermana Dorcas, de Jope. (Hechos 9:36-39).
La piedad práctica de Dorcas sembró una semilla en el corazón de esas viudas que dio después fruto para la gloria de Dios. Cuando una mujer hace misericordia a los no creyentes, hallará sin duda la oportunidad para
testificar de su fe. Entretanto, debe servirles con amor, como al Señor.
En sus negocios
La mujer virtuosa de Proverbios 31 nos da ejemplo en esto. ¿Qué hace ella? Ella trabaja con sus manos la lana y el lino (v.13), y cuida sus negocios (v.18). "Aplica su mano el huso, y sus manos a la rueca". (v.19). Ella "hace telas, y vende, y da cintas al mercader." (v.24).
No está vedado para la mujer de Dios ocuparse en estas cosas. Al contrario, puede ser de bendición para su marido y para sus hijos, el contar con algunos recursos para atender a necesidades especiales de la familia.
De manera que la mujer de Dios puede servir a Dios más allá de su hogar, pero sin descuidar su hogar. Si atiende bien su casa, podrá ir tan lejos como quiera (en sujeción); y ejercera plenamente su ministerio como mujer que ama a su Señor.
Dios te Bendiga donde estes
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plumitazulada@live.com.mx