LA MIRADA DE JESÚS
Me llama la atención, Jesús, la sensibilidad de tu mirada; la cantidad de veces que se te “escapan los ojos” para descubrir personas que te
necesitan.
Te preocupas de mirar, porque las personas son lo más importante para ti, te tomas el tiempo de fijarte y, entonces, ves.
Mirada creadora la tuya, Jesús, que cuando alguien se encuentra con ella, siente cómo crece una vida nueva en su interior.
Mirada la tuya, Jesús, que se fija, sobre todo, en las personas excluidas de la sociedad, “mal vistas”,y te acercas y las incluyes en tu grupo.
Mirada humanizadora que pone en pie a la persona y le restituye la dignidad que las personas “decentes y bien vistas” le han quitado.
Mirada llena de amor y de ternura la tuya, Jesús, que se deja afectar por lo que ve; que llega a tus entrañas de misericordia.
Mirada que nos invita a ir por la vida con los ojos de la cara y los del corazón bien abiertos; a ir más allá de las apariencias; a no dejarnos engañar por lo que nos hacen ver; a creer en la persona, en sus posibilidades, aunque no veamos los resultados.
Mirada, también Jesús, que se vuelve dura y desafiante, cuando ve que alguien pretende poner la Ley o la tradición por encima de la persona.
Mirada serena y llena de fortaleza, desde un corazón libre y coherente, que ha apostado por el Abbá y su proyecto y en ello ha puesto el sentido de su vida.
Enséñanos, Jesús, a mirar hacia arriba, dejando que calen, “la ternura y las entrañas de misericordia” de Dios, nuestra Madre, nuestro Padre, pero que nos sitúe aquí abajo, para no mirar a las demás personas desde arriba.(Marta Zubía)