¿Por qué estas triste?
Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles, decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
Isaías 35: 3, 4
¿Cuál es la causa de tu tristeza? ¿Acaso te sientes solo porque los que considerabas tus amigos te han dado la espalda o tus padres te han dejado solo y sientes que te han abandonado o hay en ti una enfermedad que agobia tu vida por la cual has orado a Dios para que te sane y no has visto repuesta alguna?
Sé que es difícil continuar cuando las pruebas se hacen muchas y sientes que el camino que has elegido se hace cada día más difícil, porque tormentas vienen de repente a tu vida y traen remolinos de tristezas, lluvias de grandes preguntas que surgen sin razón y quitan la paz de tu corazón.
Pero no es confiar en Dios cuando bajas el rostro porque todo te ha salido mal, cuando llega la aflicción y quieres abandonar y derrumbar todo tu mundo porque te rindes ante el problema y la duda, cuando tu deber es orar y buscar la presencia de Dios para que el tome el control.
Pero de algo debes de estar seguro y es que los problemas y pruebas en tu diario caminar no son cosa del destino, sino que Dios te ha elegido porque tiene grandes cosas preparadas para ti, pero quiere que aprendas a confiar en él aunque la batalla y la lucha sea grande, él quiere que sepas que tú no estás solo, que él está contigo y te dice que no tengas miedo, que está junto a ti y te da de su gracia y poder para poder vencer toda circunstancia porque te indicara el camino que debes seguir.
Es tiempo que aprendas a depender de Dios, seguir caminando firme cuando no puedas mas, aprender a dar tu alabanza cuando la tristeza y el dolor inunden tu corazón, en esa tormenta debes de confesar la paz de Dios en tu vida, no des lugar a dudas tan solo ten algo de fe. Porque si no es Jesús quien tome el control de nuestra vida y guie nuestro camino que será de nosotros.
Solo te insto a que busques de Dios, llénate y sumérgete en su rio, anhela estar cerca de él, reconócelo sobre tus caminos, entonces tú podrás sentirlo y sabrás que él está allí contigo, podrás ver su gloria sanando tu vida y las heridas de tu corazón y no habrá problema que no puedas vencer porque él tiene el control.
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Romanos 8-18
MIGDALIA
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