OBSERVANDO..... OBSERVANDO....
La naturaleza es el gran libro abierto para que la criatura con un solo golpe de vista pueda admirar la gran obra regalo de su Creador. Hemos de admitir que no todo el que tenemos ojos podemos ver y que no todos los que vemos sacamos las consecuencias lógicas de tan inmenso regalo. Además de ojos sanos necesitamos también un corazón libre que marque el ritmo que Dios le imprimió y, que no se acelere cuando vea tantos y tan inmensos regalos, llenándose la boca con las palabras “ mió. ¡Soy el amo!”, que imprimió Nietzsche en su esquizofrenia. Aunque parezca mentira, los ojos pueden ver pero no pasan de ahí si la inteligencia no admira y el corazón no agradece. Es lo que en buena lógica se llama sacar hasta las últimas consecuencias, o de otra forma más clara y más acorde con la humana naturaleza: contemplar adorando.
Escribo esto desde mi pueblo, esa aldea remanso de paz y bien dotada por la naturaleza
Donde paso unos días de descanso y recuerdos de lo que ya hace muchos años sucedió por aquí.
Al observar la vida, que discurre a mi alrededor, no he podido menos de recordar un pequeño artículo que leí ya hace años en un diario nacional. El autor defendía que ante ciertos acontecimientos no se puede afirmar rotundamente que el hombre proceda del mono por elevación sino que el mono ha degenerado en el hombre.
Permitid os cuente algunas cosas que hablan de una inteligencia suprema y bondadosa que se ha recreado en manifestar su amor a las criaturas y en las criaturas.
Estaba yo sentado bajo una frondosa parra que he plantado en lo que siempre fue corral y establos para el ganado de mis padres, que aún hace ese servicio al ganado de mi hermana pequeña, y poco más allá nacía un cordero que a los pocos minutos y sin ayuda de nadie se mantenía en pie y andando, andando con pasos inseguros fue a dar justamente a las ubres de la oveja madre donde se agarró del pezón de la teta, aquella bolsa bien repleta guardada para él, y de la que pronto dio buena cuanta dejándola flácida, mustia y bien escurrida. Ya podía llenarse de nuevo mientras el corderillo intentaba dar saltos de satisfacción y contento. Os aseguro que fue para mí un punto importante de meditación al tiempo que sonreía con cara de niño inexperto que se preguntaba: ¿cómo es que este corderillo se pone de pie a los pocos minutos de nacer, busca su alimento y con fruición busca la ubre de su madre para alimentarse y poder hacer ya unas muecas de alegría y agradecimiento? ¿ Quién le dio todas esas facultades? Lo más simple que hay es responder a estas preguntas que se las ha dado la naturaleza pero sin explicar quién es esa vecina que está en todas partes sin querer darle nombre propio.
En la tarde de ese mismo día, cuando ya iba cayendo el sol por el vecino Portugal, salí al campo por ese robledal formado a través de los siglos y mientras admiraba el enorme viejo tronco de los robles que no pueden ser abarcados por tres personas entrelazando su manos seguí la pista a un caminillo bien marcado por el uso. Eran miles de hormigas
que se afanaban unas en acarrear lo que habían encontrado útil por la pradera al final de carril y que con insistencia y habilidad admirable iban arrastrando hacía donde estaba el hormiguero. ¡Qué afán! ¡Cómo se movían cada una a su cosa! ¡Qué forma de saludarse en su lenguaje cada vez que se encontraban las que ya volvían después e haber dejado su carga en el almacén de revisión, que era el oficio de otras hormiguitas que aparecían más pequeñas o jóvenes. Otras con el mismo afán sacaban de su casita bajo tierra lo que ya no le servía. No, no lo dejaban junto a la puerta, tienen su escombrera a las afueras para no estorbar la entrada y salida al trabajo que mañana a buena hora se va a reanudar porque es tarde ya, son las 21 horas, y se han recogido a descansar de la faena diaria. Su caminillo, que puede medir hasta diez o quince metros desde el hormiguero hasta el sitio donde recogen el alimento para el invierno, está ahora vacío de su trasiego.
No penséis, amigos, que con tantas vacaciones se me ha estropeado el “ quinto piso”. Es que he ido a dar un paseo por campo y me fui con los ojos bien abiertos para admirar los cosas pequeñas y perfectos que el Creador nos ha regalado.
ALABAD AL SEÑOR TODOS LOS MONTES
ALABADLE TODAS SUS CRIATUAS
Y DADLE GRACIAS POR SER OBRA DE SUS MANOS.
Ha caído la tarde con una preciosa puesta del sol. Hasta mañana, si Dios quiere.