EL HALCON QUE NO QUERÍA VOLAR
Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.
Pasado unos meses el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.
El rey mandó a llamar a sabios y magos para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar. Al día siguiente, el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.
A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte, “Traedme al autor de este milagro.”
Su corte le llevó a un humilde campesino. El rey le preguntó: “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago?”.
Intimidado, el campesino le dijo al rey, “Fue fácil, mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar.”
De igual manera, a veces nos sucede lo mismo, Dios tiene que recurrir a cortar nuestra rama, para que recién ahí comencemos a volar.
Nos cuesta abandonar nuestra rama, ese lugar de confort y seguridad. Cuando hablo de “confort” y “seguridad” no estoy diciendo que esto sea literalmente así, pero nuestro temor a enfrentar lo desconocido y nuevos retos, en muchas oportunidades nos tiende una trampa donde nos hace sentir “seguros” y “cómodos” en lo que ya conocemos, esto incluye nuestros condicionamientos del pasado, nuestras limitaciones personales y temores. La Biblia nos dice en el Salmo 126 verso 1 “Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, Seremos como los que sueñan.”
Tu “rama” es tu zona de cautividad, es por eso que el Señor está interesado cortarla, porque cuando Él corte tu rama, entonces serás “como los que sueñan” recuperaras tu capacidad de soñar, se cumplirá lo que dice el verso 2 “Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas. Hasta los otros pueblo decían: “El Señor ha hecho grandes cosas por ellos.”
Es necesario que asumas el riesgo de volar, tienes que salir de la cautividad.
No tengas temor, se valiente: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” Josué 1:9
El Señor conoce tu potencial, el a puesto de su tesoro en tu vida: “Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.” 2da. Cor. 4:7
A través de su Espíritu tu lo lograras: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” 2da. Tim. 1:7
Ahora a volar …
HASTA LA PROXIMA VICTORIA!!!
Raúl Cuadro
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