En cada despertar....a diario... toda tu vida...
Acostúmbrate a levantarte temprano y en un horario especifico.
Apenas te despiertes, eleva tus pensamientos a Dios,
y agradécele el paso de la noche y sus misericordias hacia ti.
Pídele que Él dirija tus pensamientos,
deseos y sentidos, para que todo lo que digas
y hagas sea de su agrado.
Mientras te vistas recuerda que estás
ante la presencia de Dios.
Pídele a nuestro Señor Jesucristo que te vista con el ropaje de la salvación.
Por la mañana arrodillándote, concentrándote
y humildemente, como corresponde
ante la mirada del Todopoderoso.
Pídele tener fe, esperanza y amor
y además fuerza para recibir serenamente,
lo que te traerá el nuevo día con sus complicaciones.
Pídele que bendiga tus sacrificios
y que te ayude a realizar tu tarea,
eludiendo el pecado.
Si puedes lee algo de la Biblia,
especialmente del Nuevo Testamento
o los Salmos.
Lee con el deseo de recibir la iluminación
espiritual inclinando tu corazón hacia la humildad.
Lee un poco, después medita,
luego sigue leyendo,
atendiendo a lo que Dios le inculca a tu corazón.
Esfuérzate aunque sea un cuarto de hora
para meditar sobre las verdades de la fe
y sobre lo que has leído de provechoso para tu alma.
Siempre agradece a Dios el no haber
perecido en los pecados,
y que El se preocupa por ti.
No inicies ningún trabajo
sin oración, porque lo que realizamos
sin oración termina siendo innecesario
o perjudicial.
Son ciertas las palabras de Dios: "Sin Mi no puedes hacer nada."
Todos tus esfuerzos hazlos con bondad en el alma.
Si tus esfuerzos se realizan con éxito,
agradécele a Dios, y si no son satisfactorios,
entrégate a la voluntad de Dios,
pues el piensa en nosotros
y encamina todo hacia lo mejor.
Todo lo difícil tómalo,
para el perdón de los pecados con espíritu
de obediencia y mansedumbre.
Ora antes de comer,
para que Dios bendiga la comida y la bebida.
No seas avaro teniendo comida y ropa,
se feliz con eso pareciéndote a Jesucristo
que se humilló por nosotros.
Trata de ser agradable a Dios en todo,
para que tu conciencia no te haga padecer
remordimientos.
Minuciosamente controla tus pensamientos,
sentimientos y los movimientos de tu corazón
recordando que Dios te observa en todo lugar
Elude hasta los pecados menores,
para no caer en los mas grandes.
Cualquier pensamiento especialmente el impuro ,
que te aleja de Dios inmediatamente expúlsalo
de tu corazón, como a una chispa de fuego
que cae sobre tu vestimenta.
Si no quieres que los malos pensamientos te acosen,
recibe con tranquilidad la humillación de la gente.
No hables en exceso,
recordando que por cada palabra
daremos explicaciones a Dios.
Mejor es escuchar que hablar,
ya que con las palabras es fácil caer en el pecado.
No seas curioso en las novedades pues,
ellas distraen el espíritu.
No juzgues a nadie y piensa que tú eres el peor.
Quien juzga a alguien se carga con sus pecados.
Mejor ora por el pecador para que Dios
por sus sendas lo enderece.
Si alguien no te hace caso,
no entres en discusión con el,
pero si su actitud perjudica a otros,
entonces toma las medidas necesarias,
porque el bien común es mas importante que el bien personal.
Nunca discutas ni te justifiques,
se humilde, silencioso y pacífico,
toma todo con paciencia como nuestro Señor Jesucristo.
El no te asignará una cruz superior a tus fuerzas y te ayudará a llevarla.
a pesar de que te parezcan difíciles.
Habiendo realizado algo bueno
no esperes recompensa si no tentaciones,
porque es durante las tentaciones cuando se pone a prueba el amor a Dios.
No pienses en lograr una virtud sin sufrir pena.
En las tentaciones no te desalientes y dirigiéndote a Dios
ora con oraciones breves "Señor, ayúdame...ilumíneme...no me dejes...ampárame"
El Señor permite las tentaciones y al mismo tiempo da fuerzas para vencerlas.
Pídele a Dios que elimine de ti todo lo que alimenta el amor propio,
aunque para ti sea amargo.
Evita ser frío, suspicaz, falso, competidor, abatido...
Debes ser franco y sencillo en el trato con el prójimo.
Con humildad recibe las ordenes de otros a pesar de que tu seas
mas inteligente y tengas mayor experiencia.
Lo que no deseas para ti,
no se lo hagas a otro, y haz a otros lo que quieres para ti.
Se amable con quien te visita, se humilde y juicioso,
y cuando las circunstancias lo requieran, se ciego y sordo.
En los momentos de debilidad no te olvides de orar
y hacer buenas obras.
Todo lo que hagas en nombre de Jesucristo,
por mas pequeño que sea, se transforma en bondadoso.
Si quieres tener paz, entrégate a Dios.
No tendrás paz espiritual hasta que no te tranquilices en Dios
y queriéndolo a el únicamente.
De tanto en tanto retírate en soledad como hacia Jesucristo -
para concentrarte en la oración y elevar los pensamientos hacia Dios.
Medita sobre el amor infinito de Jesucristo, de sus sufrimientos y muerte,
de su resurrección, de su segunda venida y del Juicio Final...
No dejes de ir a la iglesia, visita a un enfermo, consuela al que sufre.
Quien ayuda a otra persona a volver a Dios recibirá una gran recompensa
en este y en el siglo venidero.
Aconseja a tus amigos, que lean la Biblia y que participen en reuniones sobre temas espirituales.
Que el Señor Jesucristo sea tu maestro en todo.
Constantemente dirige tus pensamientos a Dios y pregúntale cómo hubiera procedido él.
Antes de dormir ora sincera y fervientemente y medita sobre los pecados cometidos durante ese día.
Debes arrepentirte con dolor en el corazón
y lágrimas en los ojos para no repetir los mismos pecados.
Cuando te acuestas, encomiéndate a Dios,
tu Buen Pastor, pensando que tal vez esa noche deberás presentarte ante Él.
Acuérdate del amor de Dios hacia ti y ámalo con todo tu corazón, alma y pensamiento.
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo este contigo. Amen
LUCY A.
(Enero 2011)
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