Alex Herr se metió despacio en las claras aguas del Arroyo del Pinal en el de Pensilvana.
Él se detenía de vez en cuando para lanzar su hilo de pescar.
Esperaba atrapar una trucha en el riachuelo. De pronto un objeto en el
lecho empedrado del riachuelo llamó su atención. Lo que a primera vista
pareció ser un estuche para anzuelos resultó ser una billetera de
banco. Al abrirla, él descubrió que contenía varios billetes de cien y
cincuenta dólares, más algunos cheques personales.
Imagine la sorpresa del propietario cuando Alex llevó la billetera a
la dirección adjunta. La mujer estaba rebosante de alegría al ver que lo
que ella ya daba por perdido. Su esposo había llevado el dinero al
banco con el propósito de encontrarse con su mujer al regreso, quien
había llevado a un grupo de muchachas a un paseo en canoa. Sin embargo,
como el banco estaba cerrado él se echó la billetera en el bolsillo de
su pantalón y ésta se le salió mientras paseaba en canoa.
Todos nos alegramos cuando recuperamos objetos de valor que se nos
han perdido. ¡Cuánto más cuando las preciosas almas que están perdidas
espiritualmente se vuelven al Señor y son milagrosamente salvadas! Hay
gran gozo en el cielo cuando un pecador se arrepiente. Asimismo, tiene
que haber mucho gozo entre los creyentes de la familia de la fe.
Verdaderamente, uno de nuestros mayores gozos en el cielo será adorar al
señor con los redimidos.
DIOS TE BENDIGA
CON AMOR
SILVINA