Libertad
Mi única libertad verdadera descansa en el Espíritu.
Quizás me sienta incapaz de superar ciertas situaciones difíciles, mas ese sentido de impotencia es una ilusión. Aunque actualmente no sepa cómo encontraré la salida, confío en la sabiduría y el poder del Espíritu divino en mí.
Dejo atrás cualquier duda y recuerdo la Verdad de mi existencia: he sido creado de manera divina, hecho a la imagen y semejanza de Dios. En esta Verdad, no hay lugar para la aprensión. Vivo en una conciencia ilimitada; gozo de libertad espiritual. Aprovecho plenamente el poder divino en mí para soltar cualquier atadura. Rompo las cadenas que me aprisionan y avivo la comprensión de que tengo poder para lograr mis metas. Mi vida rebosa de las promesas de Dios.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado.—Romanos 8:2
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