Hola mis amados:
La vida nos trae dolores, decepciones, amarguras y un sinfín de cosas que a veces todo esto nos impulsa a volver atrás porque no logramos los objetivos o metas que nos propusimos o fuimos traicionados, nos hirieron en lo más profundo, es humano sentirlo pero no es bueno hacerlo, cuando nos suceda debemos clamar al Señor que nos ayudara a continuar con Su fuerza y amor, no permitamos que nos hunda sino salir a flote con la compañía de Jesús que es el mejor amigo.
NO VOLVER ATRAS
“Nube de día para guiarles en camino, y Columna de fuego de noche para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.” Éxodo 13.21
Quiero decirte que en ciertas ocasiones ocurren situaciones en nuestras vidas que tienden a hacernos volver atrás. Volver atrás es retroceder. Es recorrer el camino andado desalentados, con el corazón oprimido y llenos de pensamientos negativos y preguntas sin respuestas.
Recorrer el camino hacia atrás es volver al pasado, al pasado negativo o al pasado ideal, el que no nunca ocurrió. Recorrer el camino hacia atrás, es estancarse. Volver atrás es no avanzar.
Recorrer el camino hacia atrás, hasta llegar a dónde? No lo sabemos. Pero si sabemos, que en ese volver atrás se nos va un tramo de vida, de tiempo irrecuperable, lleno de oportunidades y posibilidades nuevas, que nunca más recuperaremos.
Muchas personas a causa de las frustraciones, es decir, por no haber logrado lo que se habían propuesto o lo que esperaban que les sucediera, se vuelven atrás cargados con el peso de la derrota, tal vez expresando culpa, levantando excusas, y cuantas otras cosas más. Cuando nos volvemos atrás, nuestros ojos se cierran, por lo tanto perdemos la visión acerca de nuestro futuro bendecido. Cuando nos alcanzan la enfermedad, el dolor, los problemas financieros, algo negativo en nuestros sentimientos, nos hace volver atrás.
Pero lo más doloroso de volver atrás, es que le damos la espalda a Dios.
Dos de los discípulos de Jesús, después que Jesús fuera crucificado y muerto, se volvieron atrás. A su ciudad, llamada Emaús, apenas a 12.5 Km. de Jerusalén.
“Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; más Él se desapareció de su vista. Y decían el uno al otro: No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos habría las Escrituras? Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los estaban con ellos.”
Lucas 24.31-33
Prepara tu corazón para no volver atrás. Toda enfermedad será quitada de tu cuerpo, tendrás salud. Toda tormenta se transformará en bonanza, y toda opresión será quitada de ti. Cuando te tomas de la mano de Dios, caminarás cinco pasos ungidos que te impedirán volver atrás.
Tus ojos son abiertos. Como ya lo mencioné, lo negativo que experimentas, sino es transformado en bendición, te bloquea. Bloquea tus pensamientos, cierra tus ojos. Recuerda que los ojos representan tu futuro, tu visión, tus sueños y anhelos, tus proyectos.
Dice el relato en el Evangelio de Lucas, que los ojos de los discípulos les fueron abiertos, cuando Jesús resucitado se acercó a ellos. Dios desea que no retrocedas, que no vuelvas atrás. Tus ojos son abiertos ahora. Jesús se acercó a ti. Deja de pensar en el fracaso. Detén tu caminar hacia atrás. Y abre tus ojos, Jesús te da una nueva visión de ti y de tu vida.
Vuelves en sí. La Palabra de Dios dice: “y le reconocieron”. La palabra “reconocer” designa el momento que experimenta una persona que pierde el conocimiento y “vuelve en sí”. Vuelve en sí, reacciona. No recibir o alcanzar lo que esperabas, no es haber fracaso, es aprender a descubrir que debes aprender, que debes abandonar. Vuelve en sí. Dios quiere que le reconozcas en todos tus caminos. Dios tiene el control de todo y toda tu vida.
Arde tu corazón. Hoy en día, mucha gente se enfría y lo que es más grave todavía viven vidas tibias. Grises. Mezclándose con el común de las personas y esperando que les suceda siempre lo peor. Cuando el corazón arde, hay fuego. Y donde hay fuego, está la fuerza, la energía suficiente para lograr todo lo que te propongas.
Un corazón frío, esta helado por el desaliento y la desesperanza. Un corazón que arde, está lleno de fuerza y fe, y sabe que nada es imposible.
Y levantándote. Levantarse, es cambiar de actitud. Es dejar de hacer lo mismo que hiciste hasta ahora. Si deseas cambiar, comienza a hacer cosas diferentes. Entonces, levántate. Levántate ahora mismo, en esta misma hora. Ahora es el momento. Las puertas están abiertas ahora, así que, levántate. Abandona los pensamientos que te dice que no puedes. Renuncia a las creencias negativas. A las palabras de derrota. Ponte los zapatos como corresponde y camina para arriba y para adelante. Cambia de actitud. Piensa bien de ti. Pon alegría en tu corazón y llena tu boca de risa. Cree en tu Padre Dios. Levántate, largo camino te resta, en todo será prosperado.
Vuelves a Jerusalén. Dice el relato bíblico que los discípulos “volvieron a Jerusalén”. Jerusalén representa a Dios. Vuélvete a Dios. A veces la desilusión, te hace darle la espalda a Dios. Te desilusionas de los amigos. Te desilusionas de las personas que amas. Te desilusionas de los que amas. De tu trabajo, de tus compañeros. Te desilusionas de ti. Si estás dándote cuenta que te has desilusionado por algo o alguien, vuélvete a Dios. Vuelve a Jerusalén.
Oración. “Padre Amado, gracias por tu Palabra. Tu Palabra llega en el momento justo a mi vida. Gracias porque me alcanzaste, cuando estaba volviéndome atrás. Tú eres mi fuerza y la razón de mi vida. Gracias por abrirme los ojos. Por hacerme reaccionar y poner fuego en mi corazón. Ahora me levanto y vuelvo a Ti Dios. Vuelvo en una nueva y fresca comunión contigo. Gracias, porque este mes soy más que bendecido, estoy en victoria, prosperado y productivo. En el nombre de Jesús, amén y amén.”
CORAZÓN DE CEBOLLA
Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda clase de plantas, todo tenía mucha frescura y agrado. Por eso daba gusto sentarse a la sombra de cualquier árbol a contemplar todo aquel verdor y escuchar el canto de los pájaros.
Pero un día, empezaron a nacer unas " cebollas especiales”. Cada una tenía un color diferente: rojo, amarillo, azul, verde, los colores eran tan hermosos y deslumbrantes que sorprendían la atención de las personas que por ahí pasaban y lógicamente quisieron conocer el motivo de tan misterioso como maravillosos resplandor.
Luego de estudios, análisis e investigaciones llegaron a descubrir que cada cebolla tenía dentro, en el mismo corazón, una piedra preciosa. Es decir, una tenía una esmeralda, la otra un rubí, la otra un topacio, y así cada una de ellas... ¡Una verdadera maravilla!
No obstante por algún motivo no el todo claro y entendible, se lo interpretó como algo peligroso e intolerable; de tal modo que las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a esconder su piedra preciosa e íntima, y entonces crearon capas y más capas para cubrirla, para disimular cómo eran por dentro.
Algunas cebollas llegaron a tener tantas capas que ya no se acordaban de lo hermoso que ocultaban debajo. Mientras que otras ya no recordaban por qué se habían puesto las primeras capas.
El tiempo fue transcurriendo, y poco a poco fueron convirtiéndose en cebollas comunes, sin ese encanto especial que tenían.
Un día pasó por allí una niña que solía sentarse a la sombra del huerto, y con la inocencia de sus pocos años y el deseo de saber siempre un poco más, quiso descubrir lo que había en lo profundo de las cebollas y entender su lenguaje.
Entonces, les fue preguntando cada cebolla:
- ¿Por qué no eres por fuera, lo hermosa que eres por dentro? -
Me obligaron a ser así. - iban respondiendo una y otra - me fueron poniendo capas.
Yo misma me puse algunas capas para ocultar mi piedra preciosa, mi interior.
Ante esas respuestas, la niña entristeció y se le escaparon algunas lágrimas.
Y dice la historia, que desde entonces, esa es la explicación de porqué todo el mundo llora, cuando una cebolla, una simple cebolla nos abre su corazón.
¿Cuántos hemos permitido que nuestro corazón este escondido?
¿Y tú tienes corazón de cebolla?
El corazón del hombre no lo conoce sino el Señor quien es el único que lo escudriña, pero como seres humanos que somos escondemos muchas cosas, no queremos que se den cuenta porque nos sentimos mal, el pecado tiende a que sea escondido y no es bueno esto, por eso debemos ir confiadamente a Quien nos perdona y sana, también si tenemos dones que no hemos puesto a la disposición de los demás es hora de hacerlo para que Jesús sea Glorificado y tengamos una vida maravillosa.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11