Hola mis amados:
Hay muchas personas que solo sobreviven en este mundo, todo es lo mismo, una rutina, un cansancio y un vivir sin cambio alguno, eso los lleva a vivir depresivos, aburridos y sin rumbo fijo, sin saber a dónde llegaran o que meta tienen por alcanzar, pero si tenemos a Cristo en el corazón, Él es la vida y la vida que nos da es para disfrutarla con Su ayuda, pues es el mejor Amigo que podamos tener, nos asiste, nos levanta y bendice como nadie más puede hacerlo, por eso debemos decir, para mí el vivir es Cristo.
MI VIDA ERA SOLO VIDA
Mi vida era triste, mi vida era vacía, no había emociones, amores ni pasiones, mi vida era sólo vida, yo no vivía mi vida. Era tan sólo vida vivida, porque era vida.
Mi vida con sus problemas, mi vida con sus vivencias, así transcurría mi vida, y sólo la vivía día tras día, sin Fe ni esperanza, y siempre andaba ciego por la vida.
Hasta que vino a mi vida Aquel que nos dio la vida. Él me enseñó a amar, sacó las vendas de mis ojos. Él me enseñó cómo vivir la vida y me mostró todo lo que Él nos había regalado en esta vida; la naturaleza, el mar, el amor...
Y así empecé a disfrutar la vida, desde una hoja caída en el otoño, hasta un capullo recién brotado en una linda primavera. Desde una gota de lluvia caída en un invierno crudo, hasta la rosa ya crecida en un caluroso verano.
Ahora vivo yo la vida, no es simplemente vida, vive Dios en mi vida, y yo vivo en Dios, que es Vida.
Padre Ignacio Larrañaga
OBSTACULOS DEL PERDON
Medita en Mateo 18: 21-35
El perdón puede definirse como dejar el resentimiento contra alguien, y renunciar al derecho de desquitarse. Mientras que, la falta de perdón exige que el culpable pague por el mal que hizo.
Según estas definiciones, el no perdonar parece ser lo justo, y perdonar, injusto. Esta es la razón por lo que resulta tan difícil perdonar. El perdón está en contra de la conciencia de lo que es justo, que nos ha sido dada por Dios. Sin embargo, ¡Dios nos llama a perdonar a quienes no lo merecen!
Para evitar ofrecer perdón, nos repetimos una y otra vez el daño sufrido, hasta que nuestro deseo de venganza y el dolor que sentimos parecen totalmente justificados. Convencidos de nuestro derecho de estar enfadados, exigimos el pago, pensando que ¡no dar a una persona el castigo que merece, es injusto!
El Padre Celestial enfrento el mismo dilema. Toda la humanidad había pecado y merecía la separación eterna de Él. Pero Dios no podía perdonar el pecado arbitrariamente, porque entonces dejaría de ser justo. Nuestro perdón es posible solo porque la justicia divina fue satisfecha por el pago que hizo el Hijo por nuestros pecados. Ahora Dios es libre para perdonarnos legítimamente.
Cuando aceptamos el perdón del Señor, renunciamos a guardar resentimiento. Un corazón que no perdona es muy desdichado, porque está alejado de Dios, quien es la fuente de toda paz y felicidad.
¿El pensar en alguna persona, o verla, despierta en usted sentimientos de dureza? Aferrarse a un resentimiento le mantendrá prisionero de la turbación emocional, pero renunciar al mismo le hará libre. Cristo ha dado la llave del perdón. Tómela, abra la puerta del calabozo, y salga a la luz.
Que bendición podernos sentir perdonados por el sacrificio de Cristo en la Cruz, pues El llevo nuestros pecados, se hizo pecador para que nuestro Padre Celestial recibiera esa ofrenda y así poder recibir el perdón por nuestras faltas, pero que no se nos olvide esto cuando vayamos a perdonar a quienes nos ofendieron, porque si no perdonamos, entonces no recibiremos ese perdón divino, que nuestra actitud siempre sea de perdón hacia los demás, haciendo esto agradamos al Señor.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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