Hola mis amados:
Como todos somos pecadores le fallamos al Señor muchas veces, Él siempre está dispuesto a perdonarnos porque Él es amor, nos mira a través de Cristo porque en El fuimos justificados y hechos Sus hijos, si actuamos como Pedro cuando supo que había otra oportunidad para su vida, Él siempre tiene Sus brazos extendidos para abrazarnos, para decirnos que está allí para reconciliarnos con el Padre para que sigamos adelante de Su bendita mano.
NUEVA OPORTUNIDAD
San Juan 21: 7 “Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar”.
Es increíble cómo sin merecerlo Dios nos da nuevas oportunidades. Por naturaleza somos rebeldes y pecadores, mas Dios no nos ve como somos, sino como llegaremos a ser cuando nos encontremos realmente con El y suframos una transformación que solo es posible en el ámbito sobrenatural.
Esta historia llena de lágrimas mis ojos, porque es la historia que muchos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado, puesto que no es necesario renunciar completamente a Dios como para alejarnos de Él, tu puedes ser el mejor servidor a la vista de toda la congregación, pero puedes estar totalmente alejado de una verdadera relación personal con el Señor.
Todos conocemos la historia de cómo Pedro negó a Jesús, ese hombre que en algún momento dijo: “…Aunque todos se escandalicen de Ti, yo nunca me escandalizaré” (Mateo 26:33). Y es que aunque muchas veces le prometamos todo lo que queramos al Señor por puros impulsos humanos, cuando la realidad de la prueba se presenta muchos hacemos lo mismo que Pedro, huir y negar lo que un día profesamos: “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente” (Mateo 16:16).
Y es que es fácil decir todo lo lindo que Dios es cuando todo está en bonanza, cuando todo es una bendición y cuando sus milagros y maravillas están a simple vista.
Pero lastimosamente muchos no estamos preparados para la hora de la prueba, Jesús le dijo a Pedro: “…Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo” (Lucas 22:31) y en otra ocasión también le había dicho: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. (Marcos 14:38)
El episodio de su negación todos lo conocemos, la Palabra de Dios describe como luego de negar a Jesús, Pedro lloro amargamente: “Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente”. (Lucas 22:62)
Yo me puedo identificar con Pedro, sentir lo que el sintió en ese momento, percibir el ambiente que se movía y lo peor de todo saber que le había quedado mal a Aquel que había depositado su confianza en él, que le había elegido para hacer historia, que le había discipulado para ser cosas mayores de las que Él había hecho, pero que todo eso había sido echado a la borda. Tenía razón Jesús, Él ya lo había dicho y se cumplió tal y como lo dijo. Seguramente Pedro estaba destrozado.
Este episodio es semejante al que muchos a travesamos en la vida, cuando luego de ser testigos de cosas maravillosas del Señor, luego que Dios nos rescató de la muerte eterna, nos dio nueva vida y aparte confió en nosotros para alguna tarea en especial, nosotros decidimos fallarle, negarlo con nuestras acciones y olvidarnos por completo de todo lo lindo que ha sido.
Y es que es duro, creo que ningún de los que en algún momento hemos tenido un encuentro con Dios nos sentiremos orgullosos de fallarle al Señor, jamás nos sentiríamos orgullosos de hacer algo que lejos de agradarlo lo entristezca. Pero nuestro Dios es grande en misericordia, amor y sobre todo perdón.
Volviendo al primer versículo que leímos, notaras como algunos de los discípulos habían vuelto a su trabajo normal, a ese que desempeñaban antes de ser elegidos como discípulos del Señor. Como cuando tú luego de fallarle al Señor, vuelves a hacer lo que antes hacías, vuelves a tu vida normal del mundo.
La Biblia narra cómo estos discípulos se encontraban pescando, pero al igual que la pesca milagrosa, no habían pescado nada, Jesús se acercó a ellos desde la playa y les dijo que sumergieran nuevamente las redes (Juan 21:6), al momento ellos obedecieron y no podían ni sacar las redes por la gran cantidad de peces, en ese momento Juan el discípulo amado reconoció que era Jesús y dijo a Pedro: “¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar”. (Juan 21:7)
Cuando Pedro oyó que era el Señor, dice la Biblia que se puso la ropa y se echó al mar, para encontrarse con Jesús que estaba en la playa. Y es que Dios es un Dios de oportunidades, Pedro había fallado, había vuelto a su vida antigua, pero aun así Jesús fue a buscarlo y Pedro frente a la insistencia de Dios por buscarlo opta por salir corriendo a su encuentro, como un hijo prodigo anhelando una segunda oportunidad la cual esta vez aprovecharía.
Me encanta este episodio, me lo imagino como que si yo estuviera ahí, hay dos cosas importantes de rescatar en este episodio:
1. Jesús fue a su búsqueda: Es que aunque no lo merezcamos Su amor es ETERNO, no tiene sobra de variación, Su amor por ti y por mí siempre será el mismo, pero El anhela verte en Su redil, por eso te buscara para restaurarte, ese es el BUEN PASTOR aquel que busca a las ovejas descarriadas. Pedro al igual que tú o yo no nos merecíamos tanto, pero el amor de Dios no es de merecerlo, sino que es porque SIEMPRE HA SIDO y nunca dejara de ser.
2. La actitud de Pedro frente al encuentro de Jesús: Pedro se dio cuenta que era la oportunidad de reivindicarse, de pedir perdón y tener una nueva oportunidad, cuando lo vio me imagino que sus ojos se llenaron de lágrimas, a como pudo salió corriendo a Su encuentro, me imagino que se paró frente a Él y no halla que decir, mientras su garganta con un enorme nudo no le permitía pronunciar palabra, sus ojos han de haber hablado más que mil palabras, su rostro arrepentido seguramente hizo que Jesús le diera un abrazo de esos que a pesar de no pronunciar palabras demuestran TODO el PERDÓN y AMOR que tiene para los Suyos.
Qué lindo episodio, lo que todo parecía arruinado fue RESTAURADO POR NUESTRO SEÑOR. Y es que Él es un Dios de Oportunidades.
Amados, no sé qué momento estés pasando, no sé cómo estará tu relación personal con el Señor, no sé si estas a punto de tirar la toalla y regresar a tus antiguas actividades, más en esta hora te digo con toda convicción: DIOS ES UN DIOS DE NUEVAS OPORTUNIDADES.
Lo último que Dios querría seria que tú te fueras a tu antigua vida, Él te ama y con Su ETERNO amor te busca porque quiere restaurarte, quiere perdonarte y darte una NUEVA OPORTUNIDAD.
¿Porque no te bajas de esa barca de vida antigua y corres a Su encuentro?, ¿Por qué no te ciñes los vestidos y vas delante de Él?, te aseguro que al estar en Su presencia sentirás como Su AMOR y PERDÓN te alcanzan.
DIOS es un DIOS de NUEVAS OPORTUNIDADES y Él te quiere dar una NUEVA OPORTUNIDAD HOY.
¿Cómo reaccionaras ante esta NUEVA OPORTUNIDA que Él te quiere dar?
ORACION PARA SONREIR
Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro sonrisas de gozo, por la riqueza de tu bendición.
Que mis ojos sonrían diariamente, por el cuidado y compañerismo de mi familia y de mi comunidad.
Que mi corazón sonría diariamente por las alegrías y dolores que compartimos.
Que mi boca sonría diariamente con la alegría y regocijo de tus trabajos.
Que mi rostro dé testimonio diariamente de la alegría que tú me brindas.
Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor.
Amén.
Madre Teresa de Calcuta
En nuestro rostro debe haber sonrisas siempre, porque son más las razones para estar agradecidos que para lamentarnos, por eso que los demás noten el gozo que hemos recibido del Señor por Sus bondades que son infinitas y nuevas Sus Misericordias cada mañana, que esto nos impulse a vivir un dia a la vez y disfrutar de las bendiciones que de lo Alto nos envían por pura Gracia.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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