Hola mis amados:
Que la vida sea valiosa para cada uno porque la vivimos para el Señor, en El y por El, es el centro de nuestra existencia y la razón por la cual estamos en el mundo, para dar a conocer Su amor a millares que no le conocen, que esto nos impulse a ser pregoneros para que ellos a su vez también den testimonio de la vida abundante que solo en Jesús tenemos, porque nos ha hecho coherederos del Reino y es un privilegio único, que para nosotros en verdad el vivir sea Cristo en todo.
EL MEJOR USO DE LA VIDA
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. (Filipenses 1:21)
Personalice el versículo de hoy llenando los espacios en blanco:
“Porque para mí el vivir es________, y el morir es ________”.
Si usted puso riqueza en el primer espacio, el morir no es ganancia, sino pérdida. Lo mismo puede decirse si usted escogió prestigio, fama, poder o posesiones, ya que ninguna de esas cosas permanece después de la muerte: se pierde el prestigio, se olvida la fama, el poder es inútil y otros se quedan con las posesiones. Para que el versículo de hoy tenga sentido como lo escribió Pablo, solo Cristo puede llenar el primer espacio en blanco. De otra manera, la muerte es inevitablemente una pérdida.
Algunos que lean esto dirán que pusieron a Cristo en el espacio en blanco. Pero si lo piensan bien comprenderán que lo que en realidad quisieron decir fue Cristo más la riqueza, Cristo más el poder o Cristo más las posesiones. Cristo no puede compartir el primer espacio con ninguna otra cosa. Los que verdaderamente viven para Cristo no tienen temor alguno de la muerte y hacen el mejor uso de la vida, glorificando a Cristo en ambos casos.
PADRE MIO!... PADRE MIO!
Al pensar en esta frase me inunda una profunda tristeza, y una sensación de vacío. Recuerdo la cantidad de padres espirituales de los que habla la Biblia y no puedo dejar de recordar también el beneficio de los hijos; Moisés con Josué, Elías con Eliseo, aun Eli con Samuel; y los que la escritura llama "hijos de los profetas", que no sabemos si eran hijos naturales o espirituales, aunque creo que eran espirituales.
Me pregunto: ¿Dónde están esos padres espirituales hoy?
Somos una generación de huérfanos en su gran mayoría. Nuestra generación adoleció de esos padres espirituales, no sé por qué, tal vez por una causa transcultural, o porque nos tocó ser la generación de la aceleración y la brecha de comprensión fue tan grande que no logramos entrelazarnos.
Así sucedió que en la mayoría de los casos, muchos terminaron expulsados u obligados a irse e independizarse. Así salieron heridos con metas no muy claras, detrás de un llamado diferente en el tiempo, pero lo peor: huérfanos, porque los que tendrían que haber estado allí para conducir tal vez no supieron interpretar los tiempos de Dios y en vez de padres se constituyeron en mutiladores del cuerpo.
¿Quién pagara las culpas?
Y no sé, me pregunto si habrá tiempo para buscar culpables o enmendar.
Tal vez tengamos que buscar la manera de poder navegar en este tiempo que nos tocó vivir. Ya es casi imposible encontrar padres a esta altura, porque un padre es una persona que pueda decir: “sed imitadores de mi como yo soy de Cristo” (1Cor 11:1), alguien en quien podamos mirar y poder traspasar nuestra mirada por su transparencia; que a la vez nos muestre sus debilidades para saber que no es un Superman o un ángel. Alguien que pueda ser padre en cualquier circunstancia, como un padre natural que aun teniendo un hijo delincuente o inmoral, sufre en silencio la vergüenza pero siempre está dispuesto a las nuevas oportunidades para ayudar, mirando con ojos de padre y sintiendo con corazón de padre.
Tal vez podamos aspirar a ser un grupo de hermanos mayores, ayudándonos unos a otros. Seguramente podamos cambiar desde nosotros, siendo padres para otros que comienzan, pero ¿Que de nosotros? Algunos cargaremos nuestra orfandad, tratando de buscar amigos, hermanos mayores con quien compartir, aunque difícil, debemos intentarlo al fin es por nuestro bien.
Creo que muchos de los errores que se sucedieron son porque el enemigo nos quitó nuestros padres y no alcanzamos a ser un cordel de tres dobleces...
No debemos dejar que nuestras heridas nos lleven a continuar con la cadena impuesta por el enemigo y así, seguir trasmitiéndolas a los que nos suceden, porque así solo generaremos más huérfanos. Tal vez sería un buen comienzo decir...
...hermano ¿no quieres ser mi amigo?...
Autor desconocido
Cuanta verdad alberga este mensaje, es tan lindo tener a un padre o madre espiritual, que nos aconseje, nos dirija, nos ayude cuando no sabemos qué hacer, que nos convirtamos en uno de ellos para que no haya más generación de huérfanos, es importante dejar este legado en aquellos que cuidamos y están a cargo nuestro, pongamos el granito de arena para que haya más consolidación y unidad en el cuerpo de Cristo.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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