A veces creemos que confesar el pecado basta para ser perdonados, pero debemos sentir dolor de haberlo hecho, reconocer que ofendimos al Señor que no deseamos volverlo hacer, esto es el verdadero arrepentimiento, que lo hagamos cuantas veces sea necesario, porque la Palabra nos dice que el confiesa su pecado y se aparta alcanza la Misericordia del Señor, esto es no volverlo a cometer, para vivir en santidad.
LA NECESIDAD DEL ARREPENTIMIENTO
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. (Salmo 51:10)
No puede haber verdadera confesión sin arrepentimiento. Muchas veces no confesamos nuestro pecado porque no estamos dispuestos a abandonarlo. Cuando era un joven cristiano, recuerdo haberle dicho al Señor que me arrepentía por determinados pecados que había cometido y después le daba gracias por haberlos perdonado. Pero eso era lo único que hacía.
Ocurrió algo importante en mi vida espiritual cuando comencé a decir: “Señor, gracias por perdonarme esos pecados. Sé que no te agradan, y no quiero volver a cometerlos”. Eso puede ser difícil de decir porque a veces queremos cometer ciertos pecados otra vez. Pero revelamos falta de madurez espiritual cuando queremos eliminar el castigo del pecado pero deseamos retener el placer. Para que su confesión de pecado sea genuina, debe apartarse de sus pecados.
UNA PELEA JUSTA
El escritor Charlie W. Shedd nos da Nuestras siete reglas oficiales para una pelea justa y limpia en el libro que escribió para su hija: Cartas a Karina:
1. Antes de empezar debemos estar de acuerdo en que es el momento adecuado.
2. Recordemos que nuestro único propósito es comprendernos mejor.
3. Revisaremos nuestras armas con frecuencia para asegurarnos de que no sean mortales.
4. Bajaremos la voz un decibel en vez de subirla dos.
5. Jamás discutiremos ni revelaremos en público las cosas privadas.
6. Analizaremos un armisticio cuando cualquiera de los dos decida decir basta.
7. Cuando lleguemos a un acuerdo, dejaremos el asunto de lado hasta que ambos acordemos que se necesita discutirlo más.
Shedd afirma: No es poca la pasión que produce un buen matrimonio el transitar el camino de las diferencias. Aprender a zigzaguear por los enredos; analizar la reacción del otro cuando está bajo presión; manejar las emociones mutuas con inteligencia; todo esto ofrece un desafío que sencillamente no se logra superar por pura diversión y entusiasmo.
Una disputa es la mayor distancia entre dos ideas.
Efesios 4:26
Si se enojan ustedes, no cometan el pecado de dar lugar al resentimiento.
¡Jamás se ponga el sol sobre su enojo!
El matrimonio es la sociedad donde se presentan mas desacuerdos, pero si tenemos estas pautas en cuenta hará que vivamos mejor, que nos respetemos, que aceptemos cuando no tenemos la razón, que valoremos los puntos de vista de la otra persona y sobre todo que el amor prevalezca, si hacemos esto durara toda la vida y solo la muerte lo romperá, de nosotros depende entonces, por tanto que en las discusiones predomine la tolerancia y paciencia para que el resultado sea el mejor.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA