Sigo con los remedios (CLARO QUE TAMBIÉN LOS PUEDEN APRENDER LOS HOMBRES) que te harán y formaran como una mujer fuerte hecha y derecha, segura de ti misma, abrazando tus debilidades y fortalezas pero con la cara muy muy en alto. Te los enseñaré para que tu misma los traspases a tus hijas, nietas y así vayamos cambiando esta sociedad que se refleja como una sociedad de mujeres superficiales y débiles con la excepción de algunas que ya han tomado el camino desde hace mucho tiempo a la recuperación de su poder como mujeres fuertes que Dios nos concedió al enviarnos al mundo.

Si te identificas con Mariana, no solo tienes que enfrentar el hecho de que la vida no es justa sino dejar de pensar en términos de blanco y negro. A causa de que la madre de Mariana fué tan injusta con ella, Mariana se ha excedido cuando se trata de ser justa. Ser tan excesivamente justa es tan extremado como el no ser justa y puede dañarnos tanto como el ser injusta con los demás es para ellos. Mariana necesitaba aprender que ser más justa que su madre implicó que se creyera todos los cuentecitos, excusas, pretextos, percepciones y realidades de los demás. Pero eso no significaba que ella se creyera sus percepciones o aceptara sus excusas. Ella necesitaba conectarse con sus propios instintos y confiar en sus propios sentimientos para determinar si podría creer en alguien y sintiera válida su excusa.

Al principio esto fue muy difícil para Mariana. Ya que su madre nunca creyó en sus excusas, ella continuaba creyendo que era injusto cuando ella cuestionaba o descontaba las excusas de otros. Pero pronto ella fue capaz de realizar la importante decisión -ella estaba, de hecho, dándole a las otras personas un chance cuando escuchaba sus excusas, a diferencia de lo que hacía su madre. Ella aprendió que darle a la gente un chance no es lo mismo que darles carta blanca. Ella aún tenía el derecho a sentir sus sentimientos de dolor o desilusión, y tenía el derecho de protegerse de ser herida en el futuro.

Mariana me comentó en nuestra última sesión, "Para mi era tan importante ser tan justa con las personas pero, irónicamente, no estaba siendo justa conmigo misma!" Ahora puedo ser ambas. Escucho las excusas o explicaciones de las otras personas, pero también escucho mi propia intuición. Si algo no suena bien, me digo a mi misma "Me tengo que escuchar a mi misma tanto como escucho a ellos". Y lo que he descubierto es que mi intuición es correcta. Ahora no me dejo tomar el pelo fácilmente ni me creo los cuentecitos de las otras personas nunca más".

1. Cuando alguien te de una excusa del porque él o ella hizo algo que hirió tus sentimientos, decepcionándote, o haciéndote enojar, recuerda que puedes aceptar la excusa y aún conservar y sentir tus sentimientos de ofensa, omisión o descuido.

2. Diga algo a la persona que te hirió como "YO entiendo que tu sientes que tienes una buena razón (por dejarme plantada, por llegar tarde, o por olvidar la cita) pero YO quiero que sepas que lo que tu hiciste me hirió mis sentimientos (o me hizo sentirme enojada).

3. Tu también puedes protegerte asegurándote de que la otra persona entienda que tu esperas que él o ella evite cometer el mismo error nuevamente. Puedes decir algo como "Esta vez te voy a pasar por alto esto, pero por favor no lo vuelvas a cometer otra vez", o "Te perdono por esta vez pero espero que no pase nuevamente. Si eso pasa, no seré tan comprensiva".

Mira tu puedes ser justa y aún ser fuerte. Tu estás siendo justa cuando tu escuchas abiertamente las excusas de otras personas o el lado de su historia. Tu no tienes que hacer otra cosa que eso para ser justa. Ciertamente tu no necesitas aceptar sus excusas o colocarte en la posición de ser herida o decepcionada por aquéllos individuos una y otra vez. Concederle el beneficio de la duda a las personas no significa que tu dejes que se paren encima de ti como si fueras un tapete.

Dios me los bendiga, sigan enviando sus consultas GRATIS a dracaroline@dracaroline que con cariño y respeto orientaré

Su amiga del alma
DraCaroline