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El hermano mayor de Mary llamado Ernesto empezó a molestarla cuando ella tenía apenas 8 añitos y el 11 años. Aún cuando no había mucha diferencia entre ellos, el hecho de que Ernesto amenazó y utilizó la fuerza para que Mary cooperara, convirtió estos avances en abuso. Mary le tenía terror a su hermano porque la golpeaba. Sus padres nunca castigaron a Ernesto por golpearla, pero eso sí la regañaban a Mary por "hacerlo enojar". Ella sospechaba que sus padres rechazarían su historia acerca del abuso sexual. Como Católicos practicantes, estaba segura de ello quedarían en "shock" como para "creerle". Tenía miedo de que la miraran como la tentadora, ya que así solían ver a todas las mujeres.

Lo que ella asumía resulto ser cierto. Una noche su padre los vio. Se dio la media vuelta sin decir ninguna palabra. Y la mañana siguiente mandó a Mary para que se confesara con el sacerdote. Por supuesto que no le dijeron nada a su hermano mayor. El abuso persistió por 9 años más, hasta que ella tuvo 17 años y se mudó de su casa. Aunque ella se sentía aterrorizada cada vez que él entraba a su cuarto, eventualmente cedió a sus caricias. La única vez que fue gentil y amable con ella fue cuando tenía relaciones sexuales con ella. Sino el continuaba golpeandola física y emocionalmente.

A causa de que ella respondió a sus caricias, y a causa de que el acoso duro por tanto tiempo, Mary se convenció de que sus padres tal vez tenían la razón- ella debía ser muy mala. Y a través del tiempo cada día se sentía mas confundida de cual realmente era la verdad. Cuando Mary empezó terapia conmigo, ella estaba totalmente convencida que fue ella quién instigó el incesto, que ella era una mentirosa y una tentadora diabólica que no merecía vivir.