Hola a todos,
Mi nombre es Alejandro Corrales, tengo 32 años y una experiencia muy positiva que contarles acerca del pánico en mi vida.
Siempre, desde que tengo memoria, he sido una persona
nerviosa, si es posible usar ese término para describir a un ser
humano. El estrés ha jugado un importante papel en mi vida, desde las
veces en que acompañaba a mi padre a hacer ¨sus vueltas¨ y me dejaba
solo en el carro (yo tenía 4 años), pasando por los examene de
primaria, secundaria y por supuesta la universidad. Situaciones a las
que todos debemos de enfrentarnos y que por diversar razones, unos las
manejan mejor que otros.
He tenido una vida tranquila y a la vez con muchas
responsabilidades. He sido testigo de personas que no han logrado
controlar su nivel de estrés y rompen en ataques de histeria o bien
sufren de depresiones constantes. Nunca pensé que yo sería una de ellas.
Mi primer contacto con el pánico como lo conocemos algunos,
fue hace más o menos dos años y medio. Estoy encargado de una oficina
de ventas y el dueño de la compañía nos hace visitas cada 2 o 3 meses.
Cada vez que lo hace esto supone el incremento en la actividad y
organización. Una de estas veces no vino, canceló su viaje el mismo día
de llegada. Esto provocó una liberación súbita del estrés acumulado
que terminó por afectar mi menta y la reacción final fue un ataque de
pánico; no olvido mencionar que en mi mente existían también muchas
otras responsabilidades que me provocaban un alto nivel de ansiedad a
diário, algo que enfrentamos muchos, pero que muy pocos saben cómo
manejar correctamente. >
El tiempo pasó, pues es algo que no podemos evitar aunque lo
intentemos y las cosas comenzaron a estabilizarse. Comencé a confiar
más en que no pasaría nada grave en cada día. Me sentaba a analizar qué
tan probable era que todas las catastrofes en el mundo solo me
afectaran a mi y concluia que no eran muchas. Eso si, no era fácil
llegar a esa conclusión.
Me era difícil transitar por algunos sectores de la cuidad y
la única manera de superarlo fue el ir una y otra vez, hasta que poco a
poco uno se siente más cómodo.
Un día, decidí que buscaría en Nicaragua (lugar donde resido
hace 5 años) a más personas con este problema. Alguien más debía
tenerlo. Internet me ayudó para darme cuente de que no a muchos les
gusta hablar de este tema o no saben qué hacer, pues no encontré a
nadie. Pero si habían links a páginas de otros países donde el pánico
es mucho más estudiado y tratado. Fue en gran alivio el darme cuenta
que no estaba solo. Creo que es la naturaleza normal del ser humano.
Nos sentimos mejor cuando sabemos que no somos los únicos que la
pasamos mal de rato en rato.
Luego, a pocos días pasé por una librería y como aquellas
cosas que luego uno se pregunta si fueron solo casualidad o bien la
mano de Dios se hizo presente. Encontré dos libros que hablaban de los
ataques de pánico. Imagínense, hay hasta libros que hablan de esto!!! y
yo pensaba que era el único con el padecimiento.
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Leer estos libros fue como estar atrapado en una cueva en lo
más alto de una montaña y de pronto tener alas para volar y salir de
ese lugar. Fue un gran alivio pues mostraba aun con más detalle por lo
que yo estaba pasando y cómo otros lo había afrontado.
El punto culminante del segundo libro (ambos me dejaron muchas
enseñanzas) fue cuando una noche sentado en sala de mi casa, con mi
esposa y mi hijo, leí un párrafo en que la autora mecionaba que una de
sus pacientes logró hacerle frente al problema hasta que su esposo
creyó en su padecimiento y la comenzó a ayudar a salir adelante. Para
mi fue muy duro pues sentí que hasta ese momento alguien más podía
explicarle a mi esposa el por qué necesitaba tan desesperadamente su
ayuda, por qué necesitaba su voz, su compañía y su atención ante el
pánico que caminaba cada día a mi lado. No pude evitar romper en
llanto, algo que no hacía desde muchos años.
En uno de esos libros, además de en varias referencias en
Internet, conocí a la Dra. Caroline Jane Cooke. Le escribí y muy pronto
tuve respuesta y una mano amiga que se ofreció de inmediato a darme
ayuda.
Seguí recomendaciones muy sencillas en donde el mayor esfuerzo
fue el buscar tiempo para mi, algo que, tengamos o no algún
padecimiento, debemos hacer. En pocas semanas logré hacer avances muy
grandes en mi seguridad. Pude salir manejando solo de mi casa a lugares
cercanos primero y hasta recorrer algunas decenas de kilómetros por mi
cuenta. Ahora no dependo tanto del conductor ni de mi esposa al ahora
de tener que salir. Puedo enfrentar situaciones que generan ansiedad
con una mayor capacidad de manejo de la situación. Entiendo ahora que
no DEBEN pasarme a mi las peores cosas de la vida. He logrado estar en
un embotellamiendo de vehículos, sabiendo que ese no es un castigo para
mi, que en mi casa siempre me estarán esperándo, que la situación tiene
un momento y espacio y que se acabará. No ha sido sencillo y aun siento
algo de miedo al pánico, pero entiendo mejor cómo y porqué trabaja y
cuál es la mejor respuesta que puedo dar para estar mejor.
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La prueba final en la que me he dado cuenta que estos más de
dos años, no han pasado en vano y que he logrado avanzar, es un vuelo
que decidí hacer. Vale decir que hace unos 6 meses terminé por buscar
más de una excusa para no hacer un vuelo a Colombia, a pesar de que
siempre he querido visitar ese país. El vuelo sería de Managua a San
José, Costa Rica. Un vuelo que en verano toma cerca de 40 minutos, pero
que en invierno (a partir de mayo), puede complicarse pues San José
tiende a tener un clima lluvioso y de tormenta por las tardes, lo que
provoca que su aeropuerto sea cerrado, enviando los vuelos hacia
Panamá, El Salvador o su mismo orígen. O sea, debía aceptar la
responsabilidad de que el vuelo podría llevarme a muchos kilometros de
mi destino, donde no había nadie que acudiera en mi auxilio si el
pánico me ganaba la batalla.
Hasta el mismo día del viaje, caí en concienta del riesgo y
reto que estaba tomando. Me preparé con un papelito con mi nombre,
señas particular y los teléfonos de mi casa y algunos de mis
familiares. Al menos alguien podría reclamar mi cuerpo luego de todas
las calamidades que iba a sufrir (asi pensamos, si dejamos que el
pánico juegue con nuestra mente). Faltando 20 minutos para montarnos en
el avión, avisaron que el aeropuerto de San José acababa de ser cerrado
por mal tiempo, que el piloto intentaría aterrizar, pero que si no se
podía, iríamos a Panamá de paseo. FATALIDAD!!!! Debo decir que dos
semanas antes, un avión de una aerolínea local había tenido un
accidente en Tegucigalpa, Honduras, así que imaginarán la ansiedad
reinante en mi cabeza.
Esperé hasta que me dieron tiempo en el counter y
sorprendentemente decidí subir al avión. Algo que unas horas antes
hubiera dado por imposible. Cómo lo hice? primero con la yuda de Dios,
luego creo que mi cerebro ya ha comenzado (como me dice la Dra
Caroline) a asimilar las cosas de distinta manera. >
No puedo decir que durante el vuelo no me preocupé, pero sabía
que tarde o temprano pasaría y llegaría a mi destino. Igual, tenía un
arma secreta por si nos enviaban a Panamá, pues tengo una amiga en ese
lugar a la que en caso de emergencia podía recurrir sin problema.
Dimos cerca de 3 vueltas hasta que el piloto decidió intentar el aterrizaje que gracias a Dios logramos.
El vuelo de regreso fue uno de los peores de mi vida en cuanto
a turbulencia, en el asiento delante mio, venía una pasajero del vuelo
accidentado en Tegucigalpa. Por momentos pensé que no saldríamos y de
paso en paso me recordaba de esta señora y que posiblemente se sentía
aun peor que yo.
Al final, toda una experiencia, terápia en su más concentrada escencia y un logro que no pensé poder alcanzar. Pero lo hice!
He superado momentos duros. Momentos de soledad, de
deseperación, de PANICO, de inquietud, en fin de todas las cosas que
puedan imaginarse y con el tiempo y el esfuerzo en seguir los consejos
de profesionales, además de una fuerte dosis de esperanza , Dios e
ilusión, he logrado sentirme más cerca de esa persona que en un momento
fui. Ahora estoy mucho más seguro de que sigo por el camino correcto,
algún día el pánico se irá o al menos lo sabré controlar para que no me
haga daño. Que si habrán recaidas y momentos en los que se pensaba no
volver a estar? es muy posible que si, pero eso solo demuestra que de
verdad hemos avanzado o no sentiríamos un retraso y servirá de impulso
para avanzar aun más. >
Al final, el truco creo que es siempre INTENTAR, dia a dia,
vez a vez, las cosas cambiarán. La vida continua y como dicen por ahí
es un carrusel, en este momento algunos estamos en las partes más
movidas, donde dán nauseas, donde uno desea no haberse montado…que
pare!!!....pero es eso nada más, un momento, nos agarramos fuerte y
disfrutamos el viaje, pues les aseguro que el carrito llegará a su
destino sano y salvo y mi testimonio es una prueba de eso.