Comentario al Salmo 145
Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.
Tenemos aquí un himno grandioso, triunfal, redactado en acróstico, donde cada versículo comienza por una letra distinta, con excepción de la letra nun. En opinión de cierto antiguo rabino, dicha letra fue omitida deliberadamente porque habría indicado mala suerte, pues habría dicho probablemente: »Caída (hebreo, nafelah) está la virgen de Israel y no podrá levantarse más» (Am. 5:2). Los cinco salmos anteriores estaban llenos de oraciones; este salmo, y los cinco siguientes están llenos de alabanzas, alcanzando su clímax en el soberbio Aleluya del Sal. 150. A la citada superstición, ya citada, acerca de la omisión de la letra nun, añaden algunos rabinos otra, diciendo que quien cante tres veces al día, cada día, este salmo, puede estar seguro de que es un «hijo del Mundo Venidero". Es el ultimo salmo que lleva en el titulo la inscripción «De David», aunque el lenguaje es bastante aramaico y las citas de otros salmos indican una composición tardía. I. El salmista ensalza a Dios por sus hechos estupendos (vv. 1 -9). II. Desea que todos tributen esas alabanzas a Dios (vv. 10-20). III. Concluye con una resolución de continuar alabando a Dios (v. 21).
Versículos 1-9
1. El salmista expresa primero las personas que deben ocuparse en glorificar a Dios. Hagan otros lo que hagan, el resuelve hacerlo cada día (v. 2). Ni un solo día debe pasar, por muchas que sean las ocupaciones, y aun las aflicciones, sin alabar a Dios. Dios nos bendice cada día, por lo que cada día hay abundantes motivos para alabarle. El salmista no duda de que «una generación encomiará las obras de Dios a otra generación» (v. 4).
2. Por que hemos de glorificar a Dios: Por la grandeza de su gloria, por el poder de sus hechos estupendos y por su bondad sin limites (vv. 5-9): Es «inmensa» esta bondad (v. 7, comp. con 31:19), conforme al carácter de Dios (v. 8, comp. con Ex. 34:6; Sal. 86:5, 15), y se extiende a todos (v. 9, comp. con 100:5). Dios tiene sus escogidos, preferidos, pero su amor benéfico se extiende a todo lo que El ha creado. En verdad, su bondad es su gloria (v. Ex. 33:19).
Versículos 10-21
La grandeza y la bondad de Dios han sido celebradas en la primera parte del salmo. En estos otros versículos, se nos enseña a darle la gloria de su reino, en la administración del cual brillan tan claramente la grandeza y la gloria de Dios. Todas sus obras le deben alabar (v. 10), como un hermoso edificio es la alabanza del arquitecto y un bello cuadro es la alabanza del pintor; pero sus santos han de bendecirle (v. Job, comp. con 50:5), como los buenos hijos que se levantan para llamar dichosos a sus buenos padres (Pr. 31:28).
1. Ciertamente grande es el reino de Dios, pues es un reino glorioso (vv. 11, 12) y perpetuo (v. 13, citado en arameo en Dan. 3:33; 4:31). La corte de Salomón y la de Asuero eran magnificas, pero comparadas con la gloriosa majestad del reino de Dios, no eran otra cosa que luciérnagas en comparación del sol. Al hablar de la gloria de este reino, es menester hablar de su poder (v. 1 1b), el cual se muestra en sus poderosos hechos (v.12).
2. El estilo y talante de este reino muestran también su gloria:
(A) Sostiene a los débiles (v. 14, comp.con 37:17,24; 146:8). (B) Alimenta a los necesitados (vv. 15, 16, comp. con 104:27, 28). (C) Hace justicia a todos (v. 17, comp. con 103:6; 116:5). (D) Favorece de manera especial a los que invocan y temen a Dios (vv. 18-20). En esto se echa de ver, sobre todo, la gracia de su reino, en que sus súbditos no solo tienen libertad de acceso al trono, sino que también se les anima a acercarse con sus peticiones. Escucha y responde a quienes le adoran y sirven con un santo temor. Dice Kirkpatrick: «E1 temor y el amor son los elementos inseparables de la verdadera religión. El temor impide que el amor degenere en presuntuosa familiaridad; el amor impide que el temor se convierta en miedo servil.»
3. El salmista concluye (v. 21): «Proclame mi boca la alabanza de Yahweh.» Después de decir lo que podemos expresar en alabanza de Dios, todavía queda muchísimo que decir. Así como el término de un favor es el comienzo de otro, así también el final de una acción de gracias debería ser el comienzo de otra. Mientras tengamos aliento, exprese nuestra boca las alabanzas de Dios. «Y toda carne (lit. correspondiendo a "todo lo que respira" de 150:6) bendiga su santo nombre por siempre y perpetuamente.» Estos dos adverbios, una añadidura desde el punto de vista poético, son, como dice Arconada, «un desahogo final del corazón no atado a limites artísticos».