La
gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no el corazón?
Si te
caes siete veces, levántate ocho.
Las
grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos.
El
sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda
sentado en él.
Cuando
te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te
domine un gran enojo, no contestes ninguna carta.
No puedes
evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí
puedes evitar que anide en tu cabellera.
El
trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua
es turbia al principio, mas luego se clarifica.
Si quieres
que algo se haga, encárgaselo a una persona ocupada.
 Nunca se
pierden los años que se quita una mujer, van a parar a cualquiera de sus
amigas.
Es más
fácil variar el curso de un río que el carácter de un hombre
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