Prosperidad
La gracia divina me ofrece bien ilimitado.
Es interesante pensar: “Si el dinero no fuera un impedimento, ¿adónde iría yo, qué haría? Mas el dinero no define mi prosperidad. Mi riqueza no está limitada al dinero que tengo en el banco.
La abundancia del universo es mía. Cada espiga, cada grano de arena y cada partícula de aire existe para que tanto yo como los demás los disfrutemos. Por la gracia y la bondad divina, mi bien es ilimitado. Mi riqueza no tiene límite al saber que soy uno con Dios. Doy gracias por el infinito bien que me rodea. Todo lo que soy, todo lo que tengo, todo lo que doy y todo lo que recibo es parte del bien divino que fluye en mí y por medio de mí.
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis.—Jeremías 29:11
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