Honestidad
Soy honesto conmigo mismo y con los demás.
Cada día me proporciona oportunidades de ser honesto conmigo mismo y con los demás. Al observar mis pensamientos y acciones, sé cuáles reflejan mi bondad innata. Si no expreso lo mejor de mí, me dirijo al Cristo morador por guía para saber cómo corregir las cosas.
Ser honesto es una manera de mostrar respeto. Reconozco mi espíritu crístico, aprecio mis puntos fuertes y reconozco las áreas que me brindan oportunidades para crecer. Tomo decisiones y busco ayuda cuando la necesito. Creo relaciones personales duraderas gracias a una comunicación honesta. Ofrezco opiniones, hago peticiones y comparto mis sentimientos con respeto e intenciones cabales.
Pero la que cayó en buena tierra son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.—Lucas 8:15