El Viernes Santo es el día en el cual Jesús fue crucificado y puesto en la tumba. Simboliza el proceso de transformación antes de la resurrección. Podemos verlo como un tiempo para descansar en Dios y entrar en un estado de conciencia más elevado a medida que dejamos ir lo que ya no beneficia a nuestro espíritu.
Hoy me preparo para mi transformación retirándome del mundo y entrando en el Silencio. En este espacio sagrado, dejo ir toda inquietud o temor. Suelto cualquier sentimiento de duda o insuficiencia, todo lo que me haga sentir separado de Dios, y despierto a mi naturaleza espiritual. Soy uno con la luz y la vida del Cristo morador.