Cuando utilizo mi imaginación para visualizar el futuro que deseo, sé que el simple hecho de imaginarlo no hace que ocurra. Mas cuando creo de corazón que lo que imagino se manifestará, prosigo con fe hasta que sucede. A veces, lo que imagino es el próximo paso lógico en un sendero conocido; otras, es un camino totalmente nuevo.
De cualquier modo, soy guiado por el Espíritu y fortalecido por la fe. Una osa que hiberna confía en su conocimiento interno para saber cuándo llegó la primavera y es seguro que sus crías salgan de la cueva. Dios me dice cuándo salir de mi cueva de contemplación. La fe aviva mi disposición para tomar acción. Confío en la guía divina y en mi habilidad para lograr la vida de mis sueños.
A cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para el bien de todos.—1 Corintios 12:7
Mi comprensión del Espíritu está siempre en desarrollo.
Una semilla de girasol contiene el patrón de la bella planta en la que se convertirá cuando llegue el verano. La semilla germina, el tallo y las hojas crecen y una reluciente flor brota con nuevas semillas. El proceso de evolución continúa.
Soy el resultado del cambio y el crecimiento de mi conciencia. El plan para mi crecimiento, la semilla de divinidad, es la conciencia crística. Permito que lo Divino se expanda en mis pensamientos y transforme mis creencias. Crezco, sano y prospero sostenido por el poder ilimitado del Espíritu. Soy uno con la vida, la abundancia y el amor perfectos. Consciente de mi ser verdadero, evoluciono tal como lo hace un bello girasol.
Este mensaje está creciendo y dando fruto … igual que ha sucedido entre ustedes desde que oyeron hablar de la bondad de Dios.—Colosenses 1:6
Cada día tomo tiempo para bendecir mi cuerpo-templo y afirmar su fortaleza, salud, belleza y vitalidad. Aun cuando no me sienta bien, sé que mi cuerpo es un templo sagrado del Espíritu, con un patrón divino de bienestar.
Al despertar a la verdad de que mi cuerpo es sagrado, estoy consciente de los hábitos que deseo añadir o cambiar para apoyar mi salud. Tal vez quiera mejorar mi alimentación, actividades físicas o actitudes. Al discernir el camino correcto para mí, dejo ir aquello que no es para mi mayor bien. Acepto con gusto alimentos, actividades y actitudes que bendigan y sustenten mi cuerpo-templo según reclamo de corazón mi vitalidad.
Si todo tu cuerpo está lleno de luz, y no participa de la oscuridad, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.—Lucas 11:36