Mi confianza en Dios me ofrece verdadera libertad.
A veces, puede que sienta que mis dudas y temores me restringen y limitan mi experiencia de vida. Sin embargo, sé que soy libre para renunciar a toda creencia errónea de escasez y limitación. Puedo hacerlo cuando aparto mi atención de la negatividad y la dirijo hacia la luz y la comprensión de Dios. Hacer esto alinea mis pensamientos con la conciencia divina.
La presencia de Dios me ayuda a salir de cualquier estado de miedo y duda. Mi vínculo con lo Divino me alienta a avanzar con fe. Mi mente está centrada, mi corazón está en paz y mi espíritu se remonta. Me libero de cualquier aparente limitación. Mi confianza aumenta cuando acepto con beneplácito la libertad espiritual que Dios me ofrece.
El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.—2 Corintios 3:17-18
Soy un espíritu independiente con poder ilimitado.
Puede que haya nacido en circunstancias difíciles o encontrado dificultades a lo largo del camino. Mas el Espíritu divino me da los recursos internos necesarios para sobreponerme a cualquier desafío que pueda enfrentar. Soy libre para pensar positivamente, actuar con valor y remontarme como un águila.
Valoro la habilidad de tomar decisiones acerca de aquello que me afecta. Utilizo mis dones espirituales para pensar y actuar de maneras que benefician a todos. Tengo el poder de hacer y ser lo que elija.
Creo la vida de mis sueños. Alineado con el Espíritu, no siento temor y tengo seguridad en mí mismo. Disfruto de confianza y fortaleza. Soy un espíritu independiente ¡y soy libre!
Yo te guiaré continuamente, te daré comida abundante en el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado.—Isaías 58:11
Fortalezco a mi familia gracias al poder del amor.
Tanto un pino majestuoso como un roble poderoso necesitan de lluvia, luz solar, aire y tierra para prosperar. De igual manera, el consuelo, la inspiración, las ideas y el apoyo que recibimos de los demás promueven nuestro desarrollo y crecimiento.
La familia es una parte vital de nuestro sistema de sustento espiritual. Hoy doy gracias por mis familiares y por todas las personas que son importantes para mí. Acepto nuestras semejanzas y diferencias. Fortalezco nuestro vínculo por medio de actos sencillos de bondad tales como una llamada telefónica o un mensaje escrito. Ya estemos cerca o lejos, bendigo a mis seres queridos con pensamientos y oraciones de gratitud por su presencia en mi vida.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.—Gálatas 5:22-23