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General: LA PALABRA DIARIA MES DE JULIO
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De: Tatisverde (Missatge original) |
Enviat: 03/07/2016 23:29 |
Soy una expresión del amor de Dios.
En su primera carta a los corintios, el apóstol Pablo habla acerca del poder del amor y lo que significa en nuestras vidas: “El amor es paciente y bondadoso…Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás dejará de existir”.
En mis interacciones —bien sean personales o de negocios— recuerdo las palabras de Pablo y permito que éstas guíen mis acciones. Determino ser paciente y bondadoso, dejando que los demás expresen quienes son sin juicio ni censura. Expreso el amor de Dios por otros orando por ellos y animándolos a encontrar su camino en la vida.
El amor de Dios obra por medio de mí guiando mis interacciones con los demás.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el más importante de todos es el amor.—1 Corintios 13:13 |
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Veo con ojos de amor y soy comprensivo, compasivo e indulgente.
Una de las mejores cosas que puedo hacer por mi salud y bienestar es perdonar. Aferrarme a pensamientos o sentimientos negativos me hace daño a mí, no a quien me ofendió. El perdón abre el camino para que el bien fluya en mí y por medio de mí, estimulando la curación física, mental y emocional.
En la quietud de la oración, afirmo el deseo profundo de mi corazón de perdonar y ser perdonado. Estoy receptivo al amor divino, sabiendo que dicho amor sana cualquier ofensa. Cuando veo a los demás con ojos afables, me lleno de compasión y comprensión. Envío pensamientos de afecto y perdón a todos. Dejo ir todo resentimiento y permito que el amor divino guíe mis palabras y acciones. Soy compasivo porque soy una expresión de Dios.
No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados—Lucas 6:37
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El Espíritu Santo me consuela y me ofrece descanso.
Ponerme una prenda de vestir preferida, tomar una bebida helada en un día caluroso, conversar con un ser querido; éstos momentos fomentan mi bienestar físico y emocional. Si me siento estresado, descorazonado o solo, tal vez busque consuelo en la compañía de otros. Mas la verdadera serenidad surge cuando tengo presente que soy uno con Dios —que el espíritu viviente del amor divino mora en mí.
En cualquier momento y lugar, puedo acudir a mi interior y conectarme con el Espíritu. Allí encuentro paz, descanso y compañía.
El Espíritu divino me consuela, tal como lo hace un amigo querido y confiable. Encuentro fortaleza y valor cuando descanso en la amorosa presencia de Dios.
Dios mío, ¡tú eres mi Dios! Yo te buscaré de madrugada. Mi alma desfallece de sed por ti; mi ser entero te busca con ansias.—Salmo 63:1 |
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En el jardín de la oración, siento paz y satisfacción.
Jesús conocía el valor de pasar tiempo en la naturaleza comulgando calladamente con Dios. Quizás él se sintió llamado a ser uno con la naturaleza en oración para experimentar paz y belleza.
Yo también puedo disfrutar de paz. Puedo detenerme por un momento e imaginar un bello jardín lleno de colores brillantes y aromas gloriosos. Respiro profundamente, inhalando esos aromas y llenando mis pulmones de aire puro. Dejo ir el aire liberando pensamientos negativos y sintiendo cómo mi cuerpo deja ir el estrés. Mis músculos se relajan y mi mente se llena de paz. Doy gracias por esta oportunidad sagrada. En el jardín, me uno a la fuente de toda vida y curación. Soy uno con Dios.
Yo te guiaré continuamente, te daré comida abundante en el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado.—Isaías 58:11 |
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Todo es posible porque soy una creación de Dios.
Ver el mundo con curiosidad infantil es hacer a un lado el escepticismo, la duda y el temor para vivir con amor, alegría y confianza. Es vivir en el momento con entusiasmo y anticipando sólo el bien. Es sentir fascinación por todo a nuestro alrededor, preguntando con interés y esperando las respuestas con fe inquebrantable.
La curiosidad infantil hace que me maraville por la belleza de las estrellas, que observe con fascinación como una hormiga lleva su miga de pan a su hormiguero, que escuche con gozo el trino de la alondra. Con una nueva conciencia, tomo de la Fuente inagotable de energía e ideas. Todo es posible porque soy una creación de Dios.
Jesús se regocijó en el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, Padre, … porque estas cosas las escondiste de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños.—Lucas 10:21 |
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Practico la paz en este momento.
No importa dónde esté o en qué situación me encuentre, la paz siempre está disponible para mí. La paz es una sensación libre de conflicto o inquietud. Es un sentido interno de calma, serenidad y tranquilidad.
Reconozco que en mi vida existen situaciones que pueden hacerme sentir inquieto. En momentos de cambio o reto puede que mis pensamientos giren alrededor del temor. Mas, al notar este estado atribulado, hago un esfuerzo consciente para calmar mis pensamientos y suscitar la paz.
Respiro profundamente y hago una pausa. Me susurro: Paz, aquiétate. Afirmo que Dios está presente aquí mismo donde estoy, guiándome al resultado correcto y perfecto.
Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: “¡Silencio! ¡A callar!” Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma.—Marcos 4:39 |
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Mi corazón gozoso fortalece mi confianza.
Martin Luther una vez dijo que tener fe es como apostar con la seguridad de que Dios desea darte Su bien. Cada vez que decido mantener mi actitud positiva, estoy en realidad orando. Cuando elevo mi corazón con alegría, promuevo los mejores resultados posibles para mi vida. Cuando añado gozo a mi fe, mis oraciones son contestadas.
¿Qué puedo hacer en este momento para elevar mi espíritu? Infundo mi naturaleza jovial con un sentimiento de optimismo. Comienzo por confiar en que todas las cosas obran juntas para bien —en mi vida y en la vida de todos mis seres queridos. Mi corazón gozoso fomenta la energía que hace posible que mis oraciones sean contestadas.
Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no tengo miedo.—Salmo 56:4 |
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Recibo con gozo las oportunidades que me brinda el cambio.
Las vacaciones típicamente están llenas de actividades: juegos, visitas, excursiones. A veces, un cambio de ambiente es justo lo que se necesita para recargar la energía. Sin embargo, no todo cambio es bien recibido ni esperado. Los cambios suceden, tanto en mí como a mi alrededor. Y, en vez de enfrentarlos con resistencia o descontento, los recibo con la expectativa gozosa de un niño.
¿Enfrento un reto de salud? Quizás dicho reto me brinde la oportunidad de enfocar mi atención en lo que puedo hacer para fomentar mi bienestar. Los cambios en mi trabajo pueden motivarme a expresar mi mayor potencial. Acojo los cambios con gozo y entusiasmo.
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: “De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos”.—Mateo 18:2-3 |
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