Hola mis amados:
En este mensaje nos dan una enseñanza
especial, porque a veces no nos conformamos con lo que Dios hace en nosotros o
para nosotros, debemos recordar que Dios es Soberano y que es Su voluntad la que
se ejecuta, por tanto El no necesita ni consejos ni sugerencias de parte
nuestra, debemos aceptar con gratitud lo que recibimos de Su mano, todo lo bueno
viene de El y por tanto no razonemos o pensemos que es mejor lo que deseamos
nosotros, gracias a El que nos formo, nos ayuda, nos guia y nos provee lo
necesario, recordemos vivir es por fe, porque sin ella no podemos agradar al
Señor.
HAY MILAGROS QUE NO SON
SUFICIENTES
Se trataba de un buen hombre, un judío muy piadoso,
organizado y meticuloso. Era apegado a sus tradiciones. A su hijo, siguiendo
la costumbre hebrea, le pedía que siempre llevara sobre su cabeza el kipá, un
pequeño sombrero que se centra sobre el remolino.
Un día, al llegar a su
casa, encontró muerto a su amado hijo. Desesperado por el dolor y el
desconsuelo al ver el cuerpo sin vida del muchacho, quien aún vestía el
sombrerito, lo tomó entre sus brazos y corrió a una playa. Empezó a orar,
arrodillado, con la frente hacia el sol de colores ocres y amarillos, que, en un
imponente atardecer, parecía sumergirse en el océano:
- Dios, mi
Señor-, imploraba desde su corazón, devuélveme la vida de mi hijo. Yo he sido
un buen hombre, te he servido toda mi vida. - Señor, -continuaba con
intensidad, sujetando el niño sin vida entre sus brazos- estoy dispuesto a hacer
lo que sea para recuperar a mi hijo. Te ruego no me despojes de él.
En
ese instante, el firmamento se tornó púrpura, las nubes se abrieron vislumbrando
un cielo claro, el mar de repente se agitó y una fuerza misteriosa le arrebató
al niño de sus brazos. En un santiamén reapareció, frente a él, el niño vivo,
pleno de salud y sonriente. El hombre, feliz, abrazó al muchacho, lo miró de
arriba a abajo y dirigiéndose al cielo, dijo en tono de ruego:
Dios, mi
Señor, muchas gracias, pero... ¿podrías también devolverme el sombrerito de mi
hijo?
Autor Desconocido
DECIR ADIÓS
Decir adiós; es
cerrar y abrir una nueva etapa de nuestra vida... y volar tan alto, ser libres
de esas cadenas que nos hacen prisioneros... recordar con cariño lo hermosamente
vivido y olvidar lo que nos hizo sufrir...
A mi paso por la vida, he tenido la
necesidad de decir adiós a una serie de personas y situaciones que en su momento
tenían que apartarse de mi... es una palabra difícil de pronunciar pero
necesaria. Mueren las costumbres, las rutinas, dejando un vacío en nuestra
existencia, cabeza y corazón... pero ese vacío es el que me permite seguir
viviendo, aprendiendo y madurando...
Cada día de mi existencia me gusta
releer mi historia y asumir los adioses que han cerrado capítulos y abierto
espacios en mí vida. En ocasiones es necesario e indispensable aprender a decir
adiós...
Autor Desconocido
En la vida sabemos que muchos seres
que amamos, amigos y conocidos deben partir a la etenidad, por esa razon debemos
despedirnos de ellos y aunque duela sabemos que su recuerdo nos acompañara y que
es lo mejor que tenemos, porque al añorar esos momentos vividos vemos que nos
aportaron mucho a nuestra vida, asi que aunque sea duro debemos decir adios y
estar preparados para cuando ese momento duro llegue.
Los amo y bendigo en
Jesucristo.
MAGNOLIA.