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General: LA PALABRA DIARIA MES DE AGOSTO
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| De: TATIS-7 (Mensaje original) |
Enviado: 01/08/2009 18:52 |
Sábado
1 de agosto del 2009
El Espíritu está activo en mi vida y en el mundo.
Actividad del Espíritu
La actividad de Dios es evidente en el plan divino de vida. De un extremo de la Tierra al otro, vemos armonía que inspira maravillas. Personas de todas las culturas, de todos los credos y de todas las razas comparten en una comunidad global. Las plantas y los animales se adaptan a la vida en todo medio ambiente. El mundo natural es sustentado y cambiado por el poder del viento y el agua.
Dios nos creó para vivir diversa y abundantemente. ¡El silbo apacible y delicado de Dios nos apoya y dirige!
Dios es mi compañero y amigo eterno. Bien esté en mi hogar o en un lugar distante, sé que estoy seguro porque siempre estoy en la presencia de mi creador. Me siento protegido y sustentado, y me mantengo receptivo a la maravilla que cada día ofrece.
“n viento grande y poderoso rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Tras el viento hubo un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Tras el terremoto hubo un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego se escuchó un silbo apacible y delicado.”—1 Reyes 19:11-12
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PARA TI CON MUCHO CARIÑO DE ESTA YA TU AMIGA EN LA DISTANCIA,
PERO CERCA EN EL CORAZÓN.
También comparto este texto bíblico
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De: TATIS-7 |
Enviado: 12/08/2009 13:12 |
FLORSILVESTRE
Miércoles
12 de agosto del 2009
Oro. Escucho. Actúo.
Tres pasos
Orar, escuchar y actuar son tres pasos sencillos que nos ayudan a resolver cualquier situación. La oración nos une a Dios. Un momento devoto aquieta nuestra mente y nuestras emociones y nos prepara para recibir la respuesta que buscamos. Orar nos aleja temporalmente de las preocupaciones. Luego de nuestro rato de oración abordamos dichas preocupaciones con nuevas ideas para solventarlas.
Escuchar a Dios es en realidad acoger las ideas divinas. Saber intuitivamente cuál curso de acción tomar y estar de acuerdo con él nos prepara para la clase de acción que nos bendice y prospera.
—Adaptado de La Palabra Diaria, 12 de agosto de 1969
“Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”—Santiago 1:22
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De: TATIS-7 |
Enviado: 13/08/2009 12:33 |
Jueves
13 de agosto del 2009
La omnipresencia de Dios me guía a mi mayor bien.
Guía
Puede que utilice mapas y ayudas de navegación para encontrar mi camino cuando viajo. Si estoy en un lugar desconocido y no estoy seguro de una dirección, quizás pregunte cómo llegar a mi destino.
Sin embargo, en mi viaje por la vida quizás no tenga un mapa ni la guía de otra persona. Mas, antes de tomar una decisión impulsivamente, me dirijo a mi interior, a la presencia omnisciente de Dios. En oración, abro mi mente y corazón a la guía divina. Consciente de que mi guía puede llevarme en una dirección que no haya anticipado, permanezco alerta a las instrucciones de Dios. Confío en el amor divino según prosigo con confianza.
“Jehová te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma.”—Isaías 58:11
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De: TATIS-7 |
Enviado: 14/08/2009 13:08 |
FLOSILVESTRE
Viernes
14 de agosto del 2009
Con cada pensamiento de amor, contribuimos a una conciencia de paz global.
Curación
Una cama cómoda, comidas que me gustan y momentos de descanso me ofrecen renovación. Tarjetas, llamadas telefónicas y flores de parte de mis seres queridos iluminan mi día. Aunque recibo con agradecimiento tales buenas acciones, comprendo que mi curación procede de mi interior. Cualquiera que sea el reto de salud, afirmo que el Espíritu morador me restaura.
Así como una lámpara resplandece al ser encendida, de la misma manera mi energía emerge cuando me uno en conciencia con la única Fuente de vida.
En pensamiento y oración, me alineo con la actividad sanadora del Espíritu Santo y soy renovado.
“Mas para vosotros, los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación.”—Malaquías 4:2
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Con amor eterno te he amado,
por tanto
te
prolongué
mi
misericordia
Jeremías 31:3
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De: TATIS-7 |
Enviado: 15/08/2009 22:41 |
DONA
Sábado
15 de agosto del 2009
Centrado en Dios, disfruto de paz absoluta.
Paz interna
Las tormentas pueden sacudir la superficie del océano, mas, en las profundidades, los peces nadan en aguas tranquilas. Ellos saben dónde permanecer hasta que pase la tormenta.
En oración, elijo dirigir mis pensamientos a la paz de Dios en mí. En la superficie de mi mente, la apariencia de escasez, un conflicto o el temor pueden llevar mis pensamientos a una tormenta de preocupación. Entonces, elijo centrar mi atención más profundamente, en un lugar de paz en mí.
Tomo tiempo para orar diariamente. Al descansar en el silencio, logro serenidad —en mente, cuerpo y espíritu. Nada puede perturbar la serena paz de mi alma.
“La promesa del Señor es digna de confianza; ¡Dios protege a cuantos en él confían!”—Salmo 18:30 (Versión Popular)
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De: TATIS-7 |
Enviado: 16/08/2009 23:31 |
Domingo
16 de agosto del 2009
¡Expreso la infinita bondad de Dios!
Bondad
Intuitivamente, expreso amor y comprensión hacia los demás. Esto ocurre gracias al espíritu de Dios en mí, el cual busca expresarse por medio de mis actos de bondad. Mucho de lo que hago en la vida puede no parecer extraordinario. Mas, aun con las acciones más sencillas, puedo ser uno de los embajadores del amor de Dios y expresar Su bondad. Elijo demostrar cordialidad en mis interacciones, aceptación en mis pensamientos y compasión en mis palabras.
Soy amable y servicial en casa, en el trabajo y en mi comunidad. El amor de Dios en mí me inspira a responder con entusiasmo a nuevas oportunidades para servir y ser una influencia positiva en el mundo.
“Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.”—Gálatas 5:22-23
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De: TATIS-7 |
Enviado: 26/08/2009 19:22 |
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Miércoles
26 de agosto del 2009
Doy partiendo del amor de Dios en mi corazón.
Armonía
Soy una expresión de la paz y el amor de Dios, aquí mismo donde estoy. Tomo aun más conciencia de ello a medida que me centro en oración y meditación.
En este tiempo sagrado, siento la seguridad bendita del amor de Dios por mí y por toda la creación. Traigo a mi mente y perdono aquellas acciones que me hayan causado angustia o dolor. Siento la curación que tiene lugar en mí al perdonar. También me perdono a mí mismo por cualquier acto o palabra de mi parte que haya herido a otra persona.
Comprendo que tengo mucho que dar, ofrezco libremente el amor de Dios que yace en mi corazón. Estoy en armonía conmigo, con mis seres queridos y con el mundo.
“Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.”—Filipenses 2:2
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De: TATIS-7 |
Enviado: 27/08/2009 18:52 |
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Jueves
27 de agosto del 2009
Aquí estoy, Señor. Úsame.
Úsame
Esta línea del Padrenuestro, “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”, puede referirse al alimento para el cuerpo. También puede significar alimento para el alma, sustento para el espíritu; el pan viviente del que Jesús habló.
Todos deseamos que la vida signifique más que comodidades materiales. Deseamos sentirnos útiles. Anhelamos sentir que aportamos algo de valor al mundo. Y podemos hacerlo cuando expresamos los dones que Dios nos ha dado. Una oración sencilla como “Aquí estoy, Señor. Úsame” puede alejar el pensamiento de que nuestra vida no tiene propósito. Cobremos fe, sepamos que se nos necesita, que somos importantes.
—Adaptado de La Palabra Diaria, 27 de agosto de 1979
“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.”—Mateo 6:11
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De: TATIS-7 |
Enviado: 28/08/2009 12:53 |
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Viernes
28 de agosto del 2009
Soy uno con el orden divino de la vida.
Orden divino
Cuando veo retoños llenos de color, árboles cargados de fruta u hojas verdes, aprecio el ciclo ordenado de la naturaleza. Recuerdo que las ramas desnudas y los campos vacíos del invierno han dado paso a la riqueza del verano.
También reconozco el fluir ordenado de mi vida. Una noche de descanso me llena de energía para las actividades que me aguardan en el nuevo día. Diariamente oro, medito y sueño. Si me siento impaciente, calmo mis pensamientos y afirmo orden divino.
Pienso en el ciclo de las estaciones, del día y la noche, del desarrollo de una rosa. Descanso consciente de que yo también formo parte del orden divino de la vida.
“Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él.”—Génesis 1:12
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De: TATIS-7 |
Enviado: 30/08/2009 03:58 |
FLORSILVESTRE
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Sábado
29 de agosto del 2009
Estoy receptivo a todo aquello que enriquezca mi corazón y mis pensamientos.
Crear espacio
Si compro libros pero nunca tomo tiempo para leerlos, mi biblioteca pronto estará llena sin yo beneficiarme. Mas cuando tomo tiempo para disfrutar de ellos, exploro otros mundos y aprendo acerca de las vidas y aventuras de personajes reales o imaginarios. Al regalar los libros después de leerlos, hago espacio en mi biblioteca y comparto con otras personas el gozo de leer.
También creo espacio en mi vida. Al limpiar el desorden en mis pensamientos y en mi horario, hago espacio para lo nuevo y lo innovador, lo difícil y lo gratificante. ¿Deseo una carrera nueva, un pasatiempo interesante, un amigo o compañero, un título o una vocación? Creo espacio para cualquier cosa que enriquezca mis pensamientos, mi fe y mi corazón.
“Comeréis lo añejo de mucho tiempo, y desecharéis lo añejo para guardar lo nuevo.”—Levítico 26:10
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De: TATIS-7 |
Enviado: 30/08/2009 16:59 |
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Domingo
30 de agosto del 2009
Busco y reclamo posibilidades divinas.
Buscar el bien
Los milagros de Jesús causan admiración. Él pudo ver más allá de la enfermedad, de la escasez y aun de la muerte. Jesús hizo surgir la vida y la abundancia latentes.
Cuando veo el potencial divino en una situación que parece no tener nada positivo, ayudo a transformarla. Mi visión espiritual me permite hacer lo mejor que puedo y tomar las mejores decisiones. Mis pensamientos, palabras y acciones tienen un impacto en el bienestar de los demás y en el mío.
Al buscar y reclamar el bien latente, ayudo a cambiar al mundo a mi alrededor, y doy el ejemplo para que otros hagan lo mismo. Las posibilidades divinas están siendo reveladas en cada vida y circunstancia.
“Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.”—Salmo 23:6
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