Renovación Mi cuerpo descansa, mi corazón está en paz y mi espíritu es renovado. Tomar tiempo para descansar es importante para mí desde el punto de vista físico, emocional y espiritual. Al dar a mi cuerpo el descanso y la atención que necesita, encuentro paz y fortaleza internas. Al descansar mi cuerpo, también descanso mi mente, dejando ir pensamientos negativos o preocupaciones. Siento que una ola de paz me inunda. Mi espíritu es renovado. Tomo mayor conciencia de la presencia de Dios obrando en mí y por medio de mí, guiándome a bendiciones y logros nuevos. Doy gracias por mis momentos serenos con Dios—momentos en los que mi cuerpo descansa y mi mente está en paz. Ellos me renuevan en mente, cuerpo y espíritu. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.—Mateo 11:29

Sorpresa Estoy receptivo a bendiciones inesperadas. La vida está llena de sorpresas, tanto grandes como pequeñas. Pueden provenir de una llamada telefónica inesperada por parte de un amigo, noticias emocionantes de una nueva oportunidad o una invitación. Cada sorpresa guarda una bendición. Estoy receptivo a las sorpresas de la vida y a los tesoros imprevistos. Al estar abierto, dejo ir cualquier expectativa acerca de cómo mi vida ha de desenvolverse, porque sé que Dios está a cargo. Su luz y amor me llenan y llenan a mis seres queridos, guiándonos a lo largo del camino de la vida. Espero con emoción las sorpresas que vienen a mí. Puede que vea algunas como tesoros y otras como retos, mas estoy seguro de que cada sorpresa me bendice y abre mi vida a un bien inesperado. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.—Mateo 6:21

Paz interna En la quietud de este momento, estoy en paz. Todo está bien. Tomar tiempo para el silencio de la oración y meditación es vital para mi bienestar. En el silencio siento serenidad y quietud. Siento calma. La paz interna infunde mi cuerpo y aclara mi mente. Me vinculo con lo Divino. Mi tiempo en el silencio me permite mantener la tranquilidad aun en medio de un reto. Como con cualquier tormenta, sé que “esto también pasará”. Centro mi atención en la calma después de la tormenta, en la paz de Dios detrás de cualquier reto. Enfoco mi atención en la fe y en el amor, y sé que todo está bien. Mis acciones llenas de compasión, gratitud y servicio reflejan la serenidad que siento en mí. Al elegir la paz interna, ofrezco mayor paz al mundo externo. Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron y sobrevino la calma.—Lucas 8:24

Todo está bien Dejo ir las preocupaciones financieras. Disfruto de libertad y prosperidad. Dejar ir las preocupaciones financieras es muy liberador. Tomo tiempo para hacerme una pregunta: “¿Qué es realmente importante en mi vida ahora?” La respuesta a menudo revela que el amor, las relaciones personales satisfactorias, la salud y la felicidad son lo más significativo. Reconozco la prosperidad ya evidente en mi vida. Abro mi mente y corazón a la abundancia de la cual ya disfruto. Tengo fe en que cualquier recurso que necesite viene a mí. Hago mi parte para abrir el camino para que en mi vida se manifieste una mayor prosperidad. Afirmo que tengo todo lo que necesito hoy, mañana y siempre. El saber que soy uno con el Espíritu y que todo está bien me libera para llevar una vida más abundante. Contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: «No te desampararé ni te dejaré».—Hebreos 13:5

Satisfecho Dios es la fuente de todo lo que me satisface. Tomo un momento en meditación callada para considerar lo que me satisface verdaderamente. En esta serenidad respiro profunda y plenamente. Suavemente, un pensamiento viene a mi mente. Quizás es acerca de algo que he pospuesto o a lo que me he resistido. ¿He estado aferrado a un pensamiento de no puedo...? ¿Estoy dispuesto a transformar mi no puedo a sí puedo? No importa lo que desee lograr, nunca lo hago solo. Dios va conmigo. Al saber esto, pongo en uso mi inteligencia y fortaleza y hago lo que he de hacer. No importa lo que se requiera mental, física o espiritualmente, puedo lograrlo. Puedo, porque Dios me guía y es la fuente de todo lo que me satisface. Te dé conforme al deseo de tu corazón y cumpla todos tus planes.—Salmo 20:4