Hola mis amados:
Sentir compasión o misericordia por alguien es algo maravilloso, porque nos identificamos con quien padece o tiene necesidad, que no nos volvamos duros e insensibles como en este mensaje con quien le ofrecemos una ayuda, que nos despojemos del egoísmo y pensemos en los demás primero, asi que si el amor al prójimo es como nos amamos a nosotros mismos, estaremos haciendo lo correcto.
COMIENDO PASTO.
Una tarde un abogado iba en su limusina cuando vio dos hombres al costado de la ruta comiendo pasto. Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar. Le preguntó a uno:
-¿Por qué están comiendo pasto?
-No tenemos dinero para comida, dijo el pobre hombre. Tenemos que comer pasto.
-Bueno, entonces Uds. vengan a mi casa y yo los alimentaré dijo el abogado.
-Pero Sr. tengo esposa y dos chicos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol.
-Que vengan también, dijo el abogado. Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:
-Ud. también venga.
El hombre, en una voz lastimosa dijo:
Pero Sr. yo también tengo esposa y SEIS hijos conmigo.
-Que vengan ellos también. Respondió el abogado.
Entraron todos en el auto, lo que no fue fácil, aún para un automóvil tan grande como la limusina. Una vez en camino, uno de los pobres tipos lo miró al abogado y dijo:
-Sr. Ud es muy bueno. Gracias por llevarnos a todos con Ud.
El abogado dijo: - Feliz de hacerlo, les va a encantar mi casa. El pasto está como de tres metros de alto.
Asombro sin duda estaba en el rostro de quienes esperaban recibir algo mejor. Con Dios podemos estar seguro de que él tiene lo mejor para nosotros. Él nos nos agrega más miseria, sino total bendición.
¡Gracias al Dios de tu padre, que te ayuda! ¡Gracias al Todopoderoso, que te bendice! ¡Con bendiciones de lo alto! ¡Con bendiciones del abismo! ¡Con bendiciones de los pechos y del seno materno! Genésis 49:25
Entre ustedes no deberá haber pobres, porque el Señor tu Dios te colmará de bendiciones en la tierra que él mismo te da para que la poseas como herencia. Deuteronomio 15:4
UN MUCHACHO SORPRENDENTE.
Comprar víveres para surtir la despensa o recoger algunas cositas para reponer lo que se ha acabado como suele pasar con ciertos alimentos de consumo cotidiano en los hogares, no es uno de los quehaceres favoritos dentro de mi agenda de ama de casa… pero es una de mis tareas.
Sin embargo, como cada cosa programada dentro de las funciones domésticas, la realizo con placer y la disfruto. Algo extraño me pasa, no sé si le pasará a otros pero al llegar al supermercado, siento que me desinhibo y me entrego al placer de comprar lo que sea que haya que comprar.
Creo que aquí entra en juego aquello de que todo lo que hagamos, debemos hacerlo como para Dios. Así que de por sí, hago que me encante este tiempo. En medio de esta engorrosa actividad, engorrosa porque hay que hacer largas filas para pagar en la caja, tropezando con la gente, no pudiendo detenernos mucho tiempo mirando un producto porque hay otros esperando detrás y, añadido a todo esto, hay que esperar con turno numerado en los distintos departamentos del establecimiento para solicitar el producto deseado, etc., me compensaba el breve encuentro con mi amiguito, quien cuidadosamente atendía la mercancía que me llevaría.
Siempre procuraba entrar en la fila de la caja donde empacaba Arcadio, porque me gustaba su estilo de trabajo, amén de que me hacía tantas señas a la distancia que me era imposible ignorarlo. A él no había que darle instrucción alguna de cómo empacar; era un especialista haciendo lo suyo. Era un adolescente cuando le conocí; agradable, educado y trabajador, lo que lo hacía merecedor de una buena propina.
Desarrollamos una amistad cliente-trabajador muy interesante por años. Parte de mi afán por tener contacto con él era para animarle a estudiar y no desertar como tantos otros. El me contó que no había podido seguir estudiando en la escuela diurna por tener que trabajar para ayudar en su casa, pero que iba a continuar de noche. De repente, sin embargo, le perdí la pista a Arcadio… casi por un año completo, hasta que me lo encontré en otra tienda.
Al verme, me saludó con mucho entusiasmo; igual expresión de alegría recibió de mi parte. Al preguntarle cómo le había ido y compartirle que había estado orando por él todo ese tiempo, me contó muy sonreído: “Ahora trabajo en una distribuidora de alimentos y estoy en la universidad”. Me quedé corta de palabras para expresarle mi felicidad. Él me tranquilizó diciéndome:
“No se preocupe, nunca olvidaré todos los consejos que usted me dio”. Me di cuenta de cómo el poder de la palabra de nuestra lengua puede dar fruto para muerte o para vida a los que nos rodean, tal y como lo plantease sabiamente el proverbista. Siempre me ha gustado estimular a los muchachos para que no se queden solo empacando bolsas en los supermercados o vendiendo especias en los semáforos, sino que luchen por ser alguien.
Qué recompensa más grande me dio Arcadio cuando años después le volví a ver. Estaba con una guapa señora embarazada y me dice: “¿Sabe qué? ¡Me gradué de la universidad y me casé… le presento a mi esposa!” ¡Vaya! Casi pierdo el conocimiento por unos instantes.
No me desmayé, pero el latir de mi corazón era tan fuerte que me sentí embargada de emoción por muchos días. De más está decir que les abracé fuertemente y les felicité. Aunque nunca supe su apellido ni él el mío… sentí que Dios me había hecho formar parte de su familia. Tan sólo porque pude aprovechar lo rutinario para expresar interés en otros. Vale la pena, ¿verdad?
Anita de Irigoyen
Podemos ser canales de bendición y contactos divinos para aquellos quienes creen que están solos. Decidamos hoy, despertar el espíritu dormido de muchas personas. Dios está contigo.
Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te tomé para maldecir a mis enemigos, pero mira, ¡los has llenado de bendiciones! Números 23:11
El justo se ve coronado de bendiciones, pero la boca del malvado encubre violencia. Proverbios 10:6
Pensar en otras personas que pueden surgir, ser mejores y que si con solo animarles logramos el propósito es algo que nos llena de emoción y gratitud, en este ejemplo vemos que unas palabras dichas como debe ser hacen que el objetivo se cumpla, la vida de este joven tuvo un giro para su beneficio y es satisfactorio, entonces que lo que digamos sea para mejorar la vida de las personas y sobre todo en aquellos que son receptivos a ellas.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA.
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