TEN FORTALEZA Y NO TE RINDAS JAMAS

Recuerda... hay una fortaleza más honda y una sorprendente pletora de paz y a tu disposición. Bebe de esa fuente; deja que la fe te sostenga.
La vida continúa a nuestro alrededor aún cuando la congoja parece detener el tiempo. Siempre hay bondad en la vida. Dedícale unos minutos a distraerte de tu desasosiego, regocíjate de la fortaleza de un árbol añejo o complacete en el gorjeo de los pájaros.
Devuelve una sonrisa piensa que la vida está hecha de niveles, de espirales que suben y bajan entre fáciles y provocadoras. De todas ellas aprendemos; fortalecemos nuestra fe; refinamos nuestra comprensión.
Tal vez los tiempos difíciles sean nuestros mejores maestros, pues nos enseñan que no hay mal que por bien no venga...
Ten fortaleza, y ¡¡¡no te rindas jámas!!!
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