Me da pena, Señor mÍo,
que al nacer nadie te diera,
ni una habitación siquiera
de resguardarse del frio.
Siento, hasta remordimiento
por aquella indiferencia,
!Que mal honran tu presencia!
!Que pobre es tu nacimiento!
Mas no me atrevo a culpar
a las gentes de Belén
porque quizás yo también
lo mismo podría obrar.
Es dificil de entender,
TÚ que todo lo creastes
vinistes al mundo y no hallastes
ni sitio donde naacer.
Yo te doy gracias Señor
porque en mí nacistes un día,
y hoy canto con alegría
Que Cristo es mi Salvador.
Autor: recibido por mail