Hola mis amados:
Es tan grato ser recibido bien donde no nos conocen por el hecho de ser familia de Dios, como nos amamos con el amor de Jesús esto hace que acojamos a quienes lleguen a nuestra casa, por eso sintámonos privilegiados de que en nuestro corazón more el Santo Espíritu de Dios que nos sacia de todo bien y Su amor desborda en nosotros para que todos lo sientan, lo reciban y se acojan a el por nuestro testimonio.
FAMILIA
"Así pues, ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios." Efesios 2:19
El fin de semana estuve dando unas charlas en la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe. Era mi primera visita a una iglesia de esta provincia y si bien había intercambiado mails con algunos hermanos de la iglesia, no conocía a nadie personalmente. Y cuando debemos enfrentarnos a situaciones nuevas y desconocidas, siempre hay algo de temor.
Llegamos con Miriam y los chicos a la casa donde nos íbamos a alojar el fin de semana y a los 15 minutos, ya nos sentíamos como en casa. La amabilidad y el cariño de los anfitriones fue tal, que Juampi comenzó a hacer chistes enseguida. Fuimos a la iglesia por la noche, y los hermanos nos recibieron como si nos conocieran de hace mil años. No parecíamos visitantes, éramos locales.
Aquellos que viajamos a otros países, sabemos los que significa ser extranjero. Tienes que adaptarte a otras costumbres, comidas, idiomas, formas de ser y de comunicarse. Pero esto no nos pasó en Rosario. Estábamos como en casa.
Cuando volvíamos a casa comentábamos esto con Miriam en el auto, y nos maravillamos de la Gracia de Dios, que tiene una familia tan grande, que en todo lugar, podemos encontrar un sitio donde estar cómodos y seguros. ¿Qué relación puede haber entre personas que jamás se vieron en la vida? ¿Qué intimidad puede haber entre desconocidos? Esto no pasó en Rosario. Al contrario, nos sentimos queridos, contenidos y valorados.
¡Estábamos con la familia, no éramos forasteros! Sorprende y maravilla el amor de Dios manifestado en cosas tan simples y grandes, como dar cariño a desconocidos. Es la Gracia de la Iglesia, que es una familia y que tiene lugar para todos. No importa de que nacionalidad seas, ni donde vivas, ni que apellido tengas.
En la familia de Dios, siempre hay lugar para ti. Un lugar de amor, de comprensión, de cuidado, de apoyo, de sostén. Un lugar donde la Gracia de Dios se manifiesta, aún entre desconocidos. Y el amor de Dios se derrama, a pesar de las diferencias.
¡Qué bueno que es Dios, que pensó la Iglesia como una familia, para darnos un lugar de referencia aún cuando estamos en una ciudad desconocida! Si eres parte de esta familia, aporta tu granito de arena. Suma amor.
LA PAREJA ORGULLOSA
Erase una vez un joven que tenía fama de ser el individuo más terco de la ciudad, y una mujer que tenía fama de ser la doncella más tozuda, e inevitablemente terminaron por enamorarse y casarse.
Después de la boda, celebraron en su nuevo hogar un gran festín que duró todo el día.
Al fin los amigos y parientes no pudieron comer más, y uno por uno se marcharon.
Los novios cayeron agotados, y estaban preparándose para quitarse los zapatos y descansar cuando el marido notó que el último invitado se había olvidado de cerrar la puerta al marcharse.
-Querida -dijo-, ¿te molestaría levantarte para cerrar la puerta? Entra una corriente de aire.
-¿Por qué debo cerrarla yo? -bostezó la esposa-. Estuve de pie todo el día, y acabo de sentarme. Ciérrala tú.
-¡Conque sí! -rezongó el esposo-. En cuanto tienes la sortija en el dedo, te conviertes en una holgazana.
-¿Cómo te atreves? -gritó la novia-. No hace un día que estamos casados y ya me insultas y me tratas con prepotencia. Â ¡Debí saber que serías uno de esos maridos!
-Vaya -gruñó el esposo-. ¿Debo escuchar tus quejas eternamente?
-¿Y yo debo escuchar eternamente tus protestas y reproches?
Se miraron con mal ceño durante cinco minutos. Luego la novia tuvo una idea.
-Querido -dijo-, ninguno de ambos quiere cerrar la puerta, y ambos estamos cansados de oír la voz del otro. Así que propongo una competencia. El que hable primero debe levantarse a cerrar la puerta.
-Es la mejor idea que he oído en todo el día -respondió el esposo-. Comencemos ahora.
Se pusieron cómodos, cada cual en una silla, y se sentaron frente a frente sin decir una palabra.
Así habían pasado dos horas cuando un par de ladrones pasó por la calle con un carro. Vieron la puerta abierta y entraron en la casa, donde no parecía haber nadie, y se pusieron a robar todo aquello de que podían echar mano. Tomaron mesas y sillas, descolgaron cuadros de las paredes, incluso enrollaron alfombras.
Pero los recién casados no hablaban ni se movían.
No puedo creerlo -pensó el esposo-. Se llevarán todo lo que poseemos, y ella no dice una palabra.
¿Por qué no pide ayuda -se preguntó la esposa-. ¿Piensa quedarse sentado mientras nos roban a su antojo?
Al fin los ladrones repararon en esa callada e inmóvil pareja y, tomando a los recién casados por figuras de cera, los despojaron de sus joyas, relojes y billeteras. Pero ninguno de ambos dijo una palabra.
Los ladrones se largaron con su botín, y los recién casados permanecieron sentados toda la noche. Al amanecer un policía pasó por la calle y, viendo la puerta abierta, se asomó para ver si todo estaba bien. Pero no pudo obtener una respuesta de la pareja silenciosa.
-¡A ver! -rugió-. ¡Soy el agente de la ley! ¿Quiénes son ustedes? ¿Esta casa les pertenece? ¿Qué sucedió con todos los muebles?
Y al no obtener respuesta, se dispuso a golpear al hombre en la oreja.
-¡No se atreva! -gritó la esposa, poniéndose en pie-. Es mi marido, y si usted le pone un dedo encima, tendrá que responder ante mí.
-¡Gane! -gritó el esposo, batiendo las palmas-. ¡Ahora ve a cerrar la puerta!
William J. Bennett. El libro de las virtudes
Filipenses 2:3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
Efe 4:1,2. 5:8-10. “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que ANDÉIS como es digno de la vocación con que fuisteis llamados; con toda humildad y mansedumbre. Andad como hijos de luz..comprobando lo que es agradable al Señor.
Mateo 20:25-27, 25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;
Que pareja tan tremenda, prefirieron guardar silencio por terquedad, por ver quien ganaba la apuesta que se hicieron, que el orgullo y la terquedad no nos lleven a estos extremos, despojémonos de todo lo que nos afecta y no nos deja vivir en libertad y armonía, que siempre pensemos en el bienestar del otro para que la pareja viva unida y en amor.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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