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†☼♥REFLEXIONES♥†♥ : JESÚS, LA IGLESIA PRIMITIVA Y LA NO VIOLENCIA
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: MAGVBIL  (Mensaje original) Enviado: 11/10/2011 19:03


         
          
  


 

Hola mis amados:


La violencia hoy en día es el pan de cada dia, lo vemos en las noticias, en las películas, en el entorno donde vivimos y nos vamos acostumbrando a ella porque no se levantan protestas contra eso sino que se vive cada uno por su lado, asi no podemos seguir porque entonces crecerá este flagelo que azota a la sociedad hoy en dia, que nosotros marquemos la diferencia, porque el Señor nos dice que por nuestros frutos es que nos conocen.


JESÚS, LA IGLESIA PRIMITIVA Y LA NO VIOLENCIA


Según el teólogo suizo Hans Küng en su libro Ser cristiano: “A partir de Cristo no se puede construir una estrategia de la violencia sino de la no-violencia...  La no-violencia puede apelar siempre a Jesucristo...  La renuncia a la violencia y al espíritu de venganza, la disponibilidad para el respeto al adversario y el perdón sin restricciones, el esfuerzo en busca de reconciliación y la benevolencia desinteresada constituyen la autentica exigencia que se deriva de Jesucristo”.

En la época de Jesús las diferentes sectas judaicas aceptaban el recurso a la violencia, bien fuera la institucional (fariseos, saduceos, herodianos), o bien la revolucionaria de los zelotes (especie de etarras judíos). Pedro fue zelote antes de ser discípulo de Cristo (Lucas 6:15) y posiblemente Juan y Santiago habían mantenido alguna relación  con este grupo independentista judío, así como, quizás el propio Judas Iscariote.

En el Sermón del Monte Jesús dice que “los que trabajan por la paz se les reconocerá el mismo carácter de Dios”, traducida literalmente la expresión del original arameo de Mateo 5:9. No es de extrañar que Jesús señalara a Pilatos: “Mi Reino no es de este mundo, si mi Reino fuera de este mundo, mi gente hubiera combatido para que no fuese entregado a los judíos, pero mi Reino no es de aquí” (Juan 18:36). Y, cuando Pedro, el ex zelote, pretende defenderle, le indica: “Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán”  (Mateo 26:52)

La iglesia cristiana primitiva. Como señala Tertuliano (y luego le volverá a citar Erasmo), cuando Jesús ordenó a Pedro guardar la espada se lo estaba mandando a todos los cristianos. Toda la iglesia primitiva fue muy explícita al respeto:

a)      Los teólogos de los primeros siglos:

     1.- La Didajé (segunda mitad s. I): El camino de la vida es el amor (2:2). Es obligatorio buscar la paz entre todos y muy especialmente entre los que combaten (4:3).

      2.-La carta a Diogneto (primera mitad s. II): Los cristianos no deben usar la violencia ni siquiera en defensa propia (5:11-17). Este pacifismo, argumenta, demuestra que el cristianismo es verdadero, en contraste con el paganismo (7:7-8).

      3.-Justino (fallecido hacia 161-66): “Los que antaño unos a otros nos dábamos muerte, no sólo no hacemos la guerra a nuestros enemigos sino en lugar de mentir y engañar a quienes nos preguntan, morimos alegremente confesando a Cristo”.

      4.- Ireneo (muerto en 202): “...los hombres no piensan ya en combatir, sino que ponen la otra mejilla”.

      5.- Clemente de Alejandría (muerto en 205): “Nosotros, a diferencia de las Amazonas, no adiestramos a las mujeres para la guerra, ya que deseamos incluso que los varones sean pacíficos” (“Stromata” 4:8). “No nos entrenamos para la guerra...sino para la paz. La guerra exige grandes gastos... sin embargo la paz y el amor no necesitan armas ni gastos ingentes” (“Paedagogus” I, 1100:12).

     6.-Tertuliano (160-220): Fue hijo de un oficial romano. Escribe en “De Corona”: “¿Será lícito a alguno adiestrarse en el manejo de la espada siendo así que el manejo de la espada siendo así que el Señor ha sentenciado que a espada morirá el que hiciere uso de la espada? ¿Podrá ir a la guerra un hijo de la paz que ni siquiera osa entrar en litigios?” (cap. 11). A esta misma pregunta responde en el cap.19 de “Idolatría”: “Es imposible porque existe una incompatibilidad entre el compromiso divino y el humano, entre el signo de Cristo y el de Satanás...¿cómo podría combatir, aún más, cómo podría ser soldado en tiempos de paz, el que carece de espada puesto que le privó de ella el Señor?”.

    7.- Cipriano (muerto en 258): Murió mártir. “El homicidio es llamado crimen cuando se comete a título personal pero se le denomina virtud cuando se ejecuta con carácter público” (“Epístola ad Donatum”).

    8.- Arnobio (muerto hacia 295): “...más valía sufrir una injuria que devolverla y derramar la propia sangre antes que contaminar las manos y la conciencia con la ajena, el mundo ingrato recibió este beneficio de Cristo, por quién la locura de la crueldad quedó ablandada y las manos hostiles comenzaron a apartarse de entrenarse para derramar la sangre del prójimo”.

  Etc.

b)      La disciplina de la Iglesia.

 Según el más antiguo reglamento cristiano conocido (el de S Hipólito, s.II-III), se dice: “catecúmeno o fiel que lleguen a ser soldados que sean rechazados porque han despreciado a Dios”. Asimismo, en las constituciones apostólicas de inicios del s. IV.

Así pues, vemos que entre los primeros cristianos, en la Iglesia inmediatamente posterior a los apóstoles y todavía libre de la intromisión del Estado, la violencia, las armas o la milicia no sólo no eran aceptadas, sino eran consideradas pecado.

  La Iglesia originaria –tal como se ve claramente en estos textos paleocristianos, y otros- tenía poco que ver con el fundamentalismo moderno (como la derecha religiosa norteamericana o, en España, la COPE)  que defiende a veces guerras y dictaduras, ni con su religiosidad idólatra del Estado y de las Fuerzas Armadas.

Francisco de Asís, los valdenses (s. XIII-XIV), hermanos checos y lollandos (XV), anabautistas-menonitas (d. s. XVI), cuáqueros (XVII), hermanos moravos (XVIII), etc., han vuelto periódicamente a plantear claramente el servicio civil, la ayuda al prójimo y el amor como alternativa al militarismo y al servicio de armas.

  Estado e Iglesia han pactado a menudo implicaciones religiosas para lo militar. Sin embargo, en la Biblia, hay base más que suficiente para plantear el derecho a la objeción de conciencia a las armas, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

  Cuando Isaías profetiza al Mesías, empieza a presentarlo así: “Porque has roto el pesado yugo, y la vara de su hombro y el centro del opresor, como en el día de Madián. Porque toda bota con que taconea el guerrero en el tumulto de la batalla. Y todo manto revolcado en sangre serán quemados, pastos del fuego” (9:4-7).

  El Estado español, que tanto dispendia en gastos de armamento y es, a la chita callando, uno de los principales productores y exportadores mundiales de armamento, posee, en cambio, una cuarta parte de niños en la pobreza, 6 millones de pobres, más de 5 millones de ancianos (más de medio millón de ellos viven solos), 3 millones de alcohólicos, 1.250.000 minusválidos, medio millón de deficientes y otro tanto de analfabetos totales adultos, con los sueldos más bajos de casi toda la Unión Europea, el más alto consumo de drogas, nintendos, etc., de accidentes laborales, etc, el más bajo de lectura… Luego, no nos extrañemos de que las cosas vayan mal para unos y otros, porque “Misericordia quiero, que no pena negra, y que Dios sea conocido adecuadamente mejor que tanta ceremonia” (Oseas 6:6; citado dos veces por Cristo en los Evangelios).


La Palabra de Dios es clara al decirnos que debemos ir en contra de todo esto, lo vemos en lo que nos acaban de referir y al brillar con la Luz de Cristo es que vamos irrumpiendo en las tinieblas donde viven los que practican tales cosas, que seamos embajadores de la paz y la concordia, que al hacerlo el Señor sea Glorificado en nuestros hechos y palabras.


Los amo y bendigo en Jesucristo.


MAGNOLIA

 

 


 

 

 

 



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