Hola mis amados:
Todos necesitamos de alguien siempre, que nosotros nos caractericemos por brindar apoyo, ayuda y colaboración, porque al hacerlo no sabemos lo que estamos dando a los demás, así sea con una palabra, un abrazo, una sonrisa, son cosas pequeñas que hacen mucho en quien las recibe, es más bienaventurado dar que recibir, que nuestras manos estén vacías cuando vamos a dormir para solicitarle al Señor que las llene de nuevo para bendecir.
EL NIÑO Y EL CABALLITO.
Un padre llevó a su hijito por un paseo largo en el bosque.
Como era pequeño le llevaba sobre sus hombros por mucho rato. Luego le puso sobre sus pies y le dijo que tendría que caminar hasta la casa.
Al rato el pequeño lloraba porque estaba muy cansado, demasiado cansado para tomar un paso más.
El padre cortó un palito y lo limpió muy bien de toda astilla mientras el niño observaba. Al terminar, dijo: "Mira, hijo, te presento con tu propio caballito para que te lleve a casa."
Encantado, el niño se montó sobre su caballito y felizmente llegó a su casa. Y en casa dio vueltas por todo el jardín hasta que tuvo que ir a bañarse y acostarse, ya rendido.
A veces nuestro Padre nos lleva y a veces nos deja caminar, y muchas veces creemos que ya no podemos más cuando alguien, movido por El, nos ofrece un caballito - una idea, una promesa, una canción nueva, un cariño, una oración intercesora, lo que sea, y sobre ese corcel llegamos a la meta.
¿Necesitan un caballito? ¿Otro hermano está necesitando un caballito? Ofrezcámoselo con ternura, recordando nuestro propio cansancio a veces. Eso hace toda la diferencia para un pequeño hermano.
Aprendamos a identificar cuando esos caballitos de madera vienen por parte de Dios para entretenernos e impulsarnos para luego descansar en la noche con la satisfacción de habernos divertido con el caballito.
Éxodo 33:14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
Deuteronomio 25:19 Por tanto, cuando el Señor tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que el Señor tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides.
EL SOÑADOR DE LA MONTAÑA
Quiero saber quién eres!!!.
No me interesa lo que haces para vivir.
-Quiero saber cuál es tu dolor y si aceptas el reto de unir a otro tu corazón anhelante.
No me importa cuál es tu edad.
-Quiero saber si te arriesgarás a verte como un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa qué planetas cuadran tu luna.
-Quiero saber si puedes quedarte con el dolor, mío o tuyo, sin moverte para esconderte o desvanecerte o arreglarlo.
-Quiero saber si has tocado el centro de tu propia tristeza, si te has abierto con las tristezas de la vida, o si te has marchitado desde el temor de dolores futuros.
-Quiero saber si puedes estar con la alegría, mía o tuya; si puedes bailar salvajemente y dejar que el éxtasis te llene hasta la punta de los dedos, sin advertirnos de que debemos ser cuidadosos, ser realistas, o recordar las limitaciones de ser humano.
No me interesa si la historia que me contaste sobre el fuego, es verdadera.
-Quiero saber si puedes contrariar a otro para ser fiel a ti mismo, si puedes golpear la acusación de traición y no traicionar tu propia alma.
-Quiero saber si puedes ser leal y entonces digno de confianza.
No me interesa lo que sabes o cómo viniste aquí.
-Quiero saber si te pararás en el centro del fuego conmigo y no retrocederás.
No me interesa dónde, qué o con quién estudiaste.
-Quiero saber qué es lo que te sostiene desde adentro, cuando todo lo demás se ha caído.
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo y si a ti verdaderamente te gusta tu compañía en los momentos vacíos ...
Autor: Anciano Indígena.
Cuando el pensar en los demás es primordial, podremos decir que hemos vivido para servir, es lo más importante que podemos hacer porque vamos dejando huellas en quienes nos vamos encontrando en la vida y sin mirar quien es la persona, solo sabiendo que pudimos serle útil y dejamos ese legado en ella, asi vale la pena vivir y que sea nuestro lema cada día.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA