"He aquí que unos magos de Oriente llegaron a Jerusalén
diciendo: ¿Dónde está el recién nacido rey de los judíos?
Y he aquí que la estrella que habían visto en Oriente,
iba delante de ellos, hasta posarse encima de
donde estaba el niño.
Al ver la estrella tuvieron un gozo indecible.
Entraron en la casa
y encontraron al niño con María su madre,
e inclinándose le adoraron.
Y abriendo sus tesoros, le ofrecieron
oro, incienso y mirra."
(Mateo 2, 1-12)
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