Una vida sin pruebas no se llama vida, el Señor las permite para que aprendamos de ellas, para que Él nos pula y seamos mejores personas, para aprender a confiar más en El que es nuestro mejor amigo, para que dependamos y nos afiancemos más en la relación que tiene como Padre hacia nosotros y sobre todo para que la fe se acreciente y podamos resistir lo que más adelante pueda venir, gózate en medio de la prueba porque está a tu lado.
EN MEDIO DE LAS PRUEBAS
"Sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza…" Romanos 5:4
Dios utiliza las dificultades de la vida para fortalecer nuestra fe en El. La única manera de aprender a confiar en el Señor es poniendo a prueba nuestra fe. El pueblo de Israel dijo creer en Dios y expreso el deseo de vivir para El. Sin embargo, no fue sino hasta que enfrentaron la furia de las dificultades, que su fe fue probada como verdadera.
Permita que Dios ponga a prueba lo que le ha dado. Si usted ha aprendido a confiar en Él y se halla en medio de dificultades, ponga sus ojos en el Señor y proclame su dependencia total en El. Al hacerlo recibirá el sustento y consuelo poderosos de Dios.
El Señor le pedirá cosas que parecerán absurdas. Con frecuencia el hombre cree que la voluntad de Dios no tiene sentido. Pero, al sentir la dirección del Espíritu Santo es sabio seguir adelante y confiar que El llevara a cabo su obra. La fe no es ver para creer, sino creer para ver las maravillas que Dios tiene para sus hijos.
El Señor le guiara a hacer todo para la gloria de Él. El objetivo principal de Dios es llevarnos a tener una relación personal e íntima con El. Si confiamos en nuestra capacidad para lograrlo y no reconocemos que necesitamos del Señor, entonces siempre sufriremos y terminaremos angustiados.
LA ESPADA DE DAMOCLES
Alguna vez ha escuchado la expresión La Espada de Damocles?
Que significa:
Reinaba en Siracusa Dionisio, quien tenía un vasallo y cortesano adulador que se llamaba Damocles.
Se dedicaba particularmente Damocles a pronunciar delante de Dionisio largos discursos acerca de la felicidad de los monarcas. Cansado ya Dionisio, y deseando corregir a su cortesano, hizo un gran banquete y ordenó a Damocles que ocupara el lugar del rey, vestido con ropas reales como si fuese el verdadero rey. Damocles estaba orgulloso de tanto honor.
Pero en lo mejor del banquete, el rey lo interrumpió ordenándole que levantara la vista sobre su cabeza. ¡Y lo que vio Damocles! Una espada filosa y aguda pendía precisamente sobre su cabeza, sostenida apenas por un hilo bastante débil que de un momento a otro podía reventarse. Damocles se llenó de terror, y suplicó al rey que lo librara de semejante peligro. El rey lo hizo con la condición de que Damocles de allí en adelante no volviera a importunarlo con sus adulaciones.
Una cosa es reconocer las virtudes de otros lo cual es muy bíblico y loable y otra cosa es ser un experto en adulaciones. Cada adulación que sale de nuestros labios es como una espada sobre nuestra cabeza, tarde que temprano se podrá romper el hilo que la sostiene y cortar nuestra propia cabeza. Denigrante es encontrar en los medios políticos quienes adulan al gobernante de turno con un " Sí, Señor Presidente" " Lo que usted diga, Señor Presidente " O hallarlos en la Universidad, el trabajo o aun la Iglesia. Hoy descartemos de nuestra vida la adulación y rescatemos el agradecimiento.
Hacen mal en jactarse. ¿No se dan cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. I Cor 5:6,7
Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa! También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida. Santiago 3:5,6
Cuidémonos entonces de quienes nos adulan, por lo general son personas de doble cara, te tratan bien pero en su interior no hay amor ni sinceridad de su parte, es mejor que nos distingamos por decir siempre la verdad sin adornarla que por ser sueltos de lengua para quedar bien, que nuestro proceder agrade primeramente al Señor y vivamos como Él lo espera, con transparencia y sabiendo que si adulamos nos estamos engañando a nosotros mismos.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA