Que bendición conocer lo que nos dice la palabra de Dios con respecto a la mujer, cuando hay hombres que la escudriñan para brindarnos ese conocimiento y así despejar todas las dudas que tengamos o apreciar mejor lo que el Señor nos enseña para que nuestra relación de pareja sea cada vez más firme, segura, sincera y comprensible para que aplicando esto tenga un buen resultado, por tanto deléitense a continuación para que tengamos hogares cimentados en la Palabra y con muchas bendiciones.
EL GRAN RIESGO.
Entonces el SEÑOR Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada.” Génesis 2:18
“Kenegdo” – ¿Estás preparado para hablar de riesgos? Aprendimos que existe algo increíblemente importante en el suceso del diseño de la Mujer por Dios, “la ´ezer kenegdo”.
Dentro de éste diseño vemos la construcción de un poder y responsabilidad increíble – ¡y un riesgo aterrorizador! El desempaque de este significado requiere que reconsideremos toda nuestra apreciación cultural de la mujer, o por lo menos, de ésta mujer en particular. Para hacerlo, debemos salir de la influencia de nuestros patrones griegos. Debemos regresar a los orígenes – en hebreo.
El rabino David Freedman traduce la palabra “ezer” como “poder” o “fortaleza”. El traduce “kenegdo” no como “adecuada a él” sino como “igual a él.” Pero aun esto no es suficiente. El rabino Shlomo Riskin nos provee una modificación esencial.
El primer problema radica en el término hebreo extraño, “Ezer kenegdo,” la frase que Dios utiliza para describir a la criatura que El proveerá para Adán para conquistar su soledad. La traducción literal es ayuda-opuesta. Otras traducciones son “ayuda-conocida” o “una ayuda comparable”; términos que no reflejan plenamente la tensión interna de éste concepto. Rashi, al explicar la frase, escribe, “si el hombre vale, entonces su esposa será una “´ezer” (ayuda), y si no vale, será una “´kenegdo´” (contra él, una fuerza opositora).” A pesar del comentario de Rashi, una ayuda-opuesta es aún un término inusual. No es bueno que Adán esté solo. Pero ¿por qué Dios lo le crea simplemente una ´ayuda´ a él, por qué un ´opuesto´?
La pregunta es crucial. El rabino Shlomo sugiere que la respuesta yace en algún lugar en la arena de la igualdad. “El esposo no está diseñado para controlar a la esposa. Si lo hace, ha perdido la posibilidad de descubrir su “´ezer-kenegdo.´” Y nunca será capaz de sobreponer su soledad social. ¡No debemos asociarnos con seres inferiores a quienes podemos subyugar! (La frase “él la dominará” es un castigo y lamento lejano del ideal).”
El rabino Walter Wurzburger señala que El Rav (rabino Joseph Ver Soloveitchik) “interpretó este versículo que Eva debía funcionar como la “ezer kenegdo” de Adán en el sentido que Eva no debía simplemente funcionar como la ayuda de Adán, sino que se suponía debía ayudarle al ser “kenegdo”, i. e., complementar a Adán al ofrecerle perspectivas opuestas. En una vena similar, el Rav invocó la dignidad especial de la mujer como explicación de la regla jaláquica de descalificar a las mujeres como testigos. El comparó su condición como la de un rey, incompatible con la dignidad real de ser sujeta a examinación cruzada.”
Comentarios como estos de cierto ayudan a disolver creencias comunes que las apreciaciones rabínicas de la mujer son degradantes. Si el pensamiento rabínico considerara al “´ezer kenegdo” como equivalente a la realeza, entonces deberían cambiar gran parte de nuestras creencias de la perspectiva. Esta perspectiva se mantiene en línea con la posición de la mujer en la narrativa de la creación. Como el cumplimiento del orden creado, ella tiene un lugar muy especial. De hecho, el pensamiento rabínico sugiere que “Havvah” (Eva) es la primera persona realmente humana. ¿Por qué es que los rabinos interpretan el relato de Génesis de ésta manera? Porque Adán es la creación del aliento de Dios animando el ´adamah,(Adám) el suelo. Pero Havvah (Eva) es el resultado directo de la construcción de Dios del material humano. Ella fue “nacida” del ser humano, no del suelo. Ella es la primera, ella es realeza y es la ayuda-opuesta.
Algo sumamente importante sucede en éste texto. Si pensabas que tus ideas sobre el estatus, los roles y las funciones de la mujer se basaban en las Escrituras, pero no sabías nada sobre la “´ezer kenegdo”, entonces quizás es hora de escarbar un poco más. Quizás debas pone a un lado tus asunciones y leer lo que dice el texto.
Por Skip Moen
LA MANO DILIGENTE
Proverbios 12:24 “La mano de los diligentes señoreará; Mas la negligencia será tributaria”.
Nosotros, los creyentes, somos embajadores de Cristo y como tales debemos representar el reino correctamente. Todo lo que hagamos debemos hacerlo como si fuera para el Señor, no debe haber ningún tipo de negligencia, ni de conformismo. Todo, absolutamente todo debemos hacerlo con excelencia.
Dios bendice las personas diligentes y que hacen las cosas con excelencia. Esas son las personas que llegan lejos en la vida. Estas personas tienen metas, y se sientan analizar las estrategias que utilizarán para llegar a su objetivo (Proverbios 21:5). Lo ponen en las manos de Dios, saben que tienen su apoyo y hacen las cosas con excelencia.
No importa el sitio donde te encuentres ahora mismo, no importa si lo que haces no tiene mucha importancia, ahí donde estás debes empeñarte en hacer las cosas con excelencia.
Dios nos va llevando por etapas, si tienes pocas responsabilidades y las llevas acabo “medalaganariamente” Dios no te podrá poner en otro sitio, ya que no vas a poder con la carga (Mateo 25:23); Si lo hace, por su infinita misericordia, terminarás haciendo el trabajo con negligencia.
Si quieres llegar lejos y alcanzar grandes cosas en la vida es necesario que lo hagas con excelencia para el Rey. Las cosas se hacen poniendo todo el corazón o no se hacen. (Proverbios 13:4).
Cuando se efectúa cualquier labor por insignificante que parezca, si la hacemos de corazón, como para el Señor, Él es quien se goza primeramente y eso nos muestra que vamos en camino a la excelencia, porque el Señor mira nuestro interior y a Él es quien debemos agradar, por tanto que lo que hagas en todo momento sea pensando que los ojos de Jesús te miran y conocen todo, por eso agrádale y vive para El, con El y por El.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA