Me envías un abrazo. He de arroparme en su estrechez de impúdico albornoz; vendrá evocando el eco de tu voz, que tiempo atrás también supo abrazarme.
Un abrazo no es sólo estrechamiento de dos brazos que en otros se intercalan, sino ocho extremidades que resbalan en plena aceptación y ofrecimiento.
Brevería Nº 1296, de FAH
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