Te ocultas entre velos transparentes, que te hacen más desnuda; los rasgos de tu piel, más inocentes, tan expresiva toda tú aunque muda.
Ver sin ver, escucharte sin palabras, rozar tus formas sin lograr tocarte, qué imagen viva de un abrazo labras que sin darme me das, te doy sin darte.
Brevería Nº 1903
Cuerpo y alma (II)
Amo el alma que llevas encendida como luz que declina revelarse, pero que llega diáfana a filtrarse. ¿Quién puede detener la amanecida?
Amo el temor, el gozo, los criterios, que la encogen, dilatan, y ornamentan, las dudas y el dolor que la atormentan, sus verdades más obvias, sus misterios.
Y amo también el cuerpo que, desnudo, sabe oscilar, curvarse y entreabrirse, mar de sentidos en que busca hundirse mi propio cuerpo cuando a ti me anudo.
Amo cada temblor, cada relieve, cada sinuosidad y ángulo oscuro, cada vereda por la que aventuro mi propio tacto que voraz se mueve.
Pero amo sobre todo la amalgama de piel y espíritu, ternura y roce, sensualidad que el alma reconoce, emoción que en la carne se derrama.
Desde dentro es mi amor, y desde fuera, al corazón el sexo emparejado; ay, cómo este árbol para ti plantado siente estallar triunfal la primavera…