Sentir que todo mi ser vive por ella y me falta el latir de la esperanza, tener sus ojos clavados como lanzas, en medio de mi pecho sin salida.
¡ Ángel que nace donde muere el día y arrancas de mi vida la alegría, lleva en tus alas mi alma destrozada por tantas ilusiones destruidas !.
¡ Llévala envuelta en augural lumbrera y ponla por ofrenda al Invisible, que ha sido traspasada por los dardos, certeros de un Amor que es imposible !.
¡ Ayúdame Mi Dios…Que estoy Muriendo …! y sufro cual Tu Hijo la agonía, de atroces llagas que abiertas en el alma me recuerdan el dolor, de ese: Su Día.
Mi corazón se pierde en el latido del ritmo irregular en el que danza, y lo siento dentro del pecho estar partido, en dos, por la ignominia de una lanza.
El ángel que por mitad me dieras se lleva la mitad, que tu me has dado, y quedo así vacío, desolado, al ver que soy sin ser, lo que antes fuera.
La luz que diera vida a los rosales se ha vuelto llanto de rocío sobre el pétalo, y guardo en el mutismo pasionales gritos de angustia, de infinito piélago.
¡ Ayúdame Mi Dios … que se quebranta, la ilusión del Amor en que creyera !, marchitándose sin nacer la rosa blanca que a la diosa de mis sueños yo le diera.
Su rosa predilecta entre las rosas por su blancura de singular pureza, escondiendo en su tímida belleza, la simpleza y ternura de una prosa.
¿Porqué Señor, permites que mi alma se escape de mi cuerpo tras de aquella, y viva muriendo en la rareza de no poder amar…si no es a ella?.
Escucha mi plegaria Dios Amado, y ayúdame a olvidar lo no olvidado, o he de seguir por siempre atormentado por las cadenas de éste Amor idealizado.
Deja que mi ángel me lleve de la mano al asteroide del sueño irrealizable, y en un beso perpetuo … interminable, se perdure el presente con lo cano.
Permite que mi alma tan enferma, descanse en el remanso del olvido, y recupere un instante mi sentido mitigando este fuego que me quema.
Concede que mis ojos al cerrarse no refracten la imagen que venero, y pueda retomar aquel sendero, perdido en la esperanza de mi sueño.
¡ Libérame Señor de las prisiones, de la belleza de su ser incomparable !, y apaga este deseo inagotable de recorrer su cuerpo en mis pasiones.
Apaga este fuego que el infierno ha encendido en mis venas desde entonces, e incontrolable, me conduce al menor roce, a deseos de lujurias eternales.
¡ Detén el impulso de libido constante que su belleza impone a mi cerebro !, y que en idólatra ritual celebro, día tras día, como su esclavo amante.
Ángel de fuego el ángel que venero, que mitad mujer, mitad infierno, me conduce por caminos de deseos sin poder discernir que es lo que quiero.
De rodillas te imploro me libertes de la tremenda soledad que siento, y al ver tanta distancia, mi lamento, se vuelve un grito de silencio inerte.
¡ Oye el clamor, Señor de lo Intangible, de éste, mi corazón enamorado !, y envíame el consuelo tan deseado, porque sé que para Ti: todo es posible.
¡ Quita la imagen del ángel que robara, el alma del poeta enamorado !, y que siempre en mis ojos he llevado como un estigma que sin querer guardara.
¿ Pero que digo …?
¡ Qué es lo que Te pido …!
¡ No escuches mi Señor esta plegaria …! Porque sé que moriría si olvidara.