La psiquiatra suiza-americana Elisabeth Kübler Ross comparó a las personas con los vitrales. “Resplandecen cuando hay sol, pero cuando viene la oscuridad su belleza interna es revelada sólo si hay luz en su interior”.
Aun cuando el mundo externo parezca oscuro o sombrío, continúo expresando aprecio y gozo profundos porque sé que la luz de Dios resplandece desde mi interior. Esta luz interna me eleva y sostiene constantemente, iluminando mi camino. Irradio gratitud por la armonía, prosperidad y belleza que me rodean.
Soy un faro que irradia la luz de Dios. La vida divina obra por medio de mí para ofrecer gracia, fortaleza y belleza a todas las personas que encuentro.
Allí no volverá a haber noche; no hará falta la luz de ninguna lámpara ni la luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará.—Apocalipsis 22:5