Yo soy uno con el Espíritu. Yo soy una expresión auténtica de mi divinidad.
En un mundo que cambia constantemente, puede que cuestione cuál es mi propósito y papel en él. Tal vez mi personalidad, mis intereses y mis deseos cambien con el tiempo, mas mi conexión y esencia sagrada nunca cambiarán.
Jesús enseñó que yo soy auténtico, divino y bendecido porque el reino de Dios mora en mí. Puede que no siempre hable o actúe de maneras que reflejan mi ser auténtico, pero eso no disminuye su presencia en mí. Siempre puedo confiar, inequívocamente, en que mi vínculo con Dios es auténtico.
Determino expresar aún más esta verdad en mi vida —pensar, hablar y actuar de maneras que estén alineadas con mi naturaleza divina. Yo soy uno con el Espíritu. Yo soy una expresión auténtica de mi divinidad .